Creo que estamos rozando la barrera de empezar a decir adiós al pañal. La verdad es que con el astronauta mayor fue sencillísimo, rápido y sin ningún tipo de trauma. Es verdad que la mayor parte del trabajo lo hizo su profe de la guardería porque yo estaba a punto de dar a luz y me echó una mano. No fue hace tanto pero salió tan bien que lo tengo bastante olvidado y ahora es como empezar de cero y, claro está, me surgen mil dudas y cuestiones. Las que estéis en este momento me entenderéis y las que hayáis pasado por esto podríais animaros a contarnos vuestra experiencia o a darnos algún sabio consejo.
Hay muchas teorías sobre cómo hacerlo pero yo siempre, en este tipo de cosas, me inclino por el sentido común y por adaptarme a cada niño. Lo primero es mostrárselo como un juego y como “algo de mayores”, eso ya les entra por los ojos. Sentarles siempre a la misma hora, no tener prisa y cuando consiguen hacer algo, ¡enhorabuena! Felicitarles o premiarles como si hubiesen aprobado la selectividad. Después conviene tener unas grandes dosis de paciencia por si esos primeros días no llegan al baño y lo hacen donde las ganas le pillan. No regañarles pero sí enseñarles que en el salón, su habitación o la escalerilla del portal no son los lugares más indicados. Lo que sí recuerdo, y eso me anima ahora muchísimo, es que le quité prácticamente a la vez el pañal del día y de la noche y… listo!
Yo creo que en el momento en el que ves que el astronauta está preparado, hay que quitarlo. Ellos al saber que no lo llevan también ponen mucho más de su parte y se aguantan más.
Todo esto es muy bonito, pero ya os contaré cómo evolucionan las primeras semanas….espero que ahora que llega el frío no le entren ganas fuera de casa y sin bares a la redonda para no derivar en un resfriado…
En fin, otra etapa más que se cumple y que nos hace pensar en lo poco que queda del bebé que todas añoramos.
¡¡Os deseo un feliz martes!!
Y repito, todos los consejos son bienvenidos!!