Revista Diario

Bye bye vacaciones

Por Belen
Se acabaron las vacaciones, un poco antes de lo previsto y con el susto en el cuerpo. Desde el miércoles por la noche estamos en Madrid, una vuelta repentina y sin pensar. Rayo comenzó a sentirse mal por la mañana, y como siempre ocurre cualquier malestar que el peque tiene viene acompañado de jaqueca.... y riesgos. 
No me lo pensé dos veces, preparé las maletas y por la tarde ya estábamos de camino. La fiebre alta comenzó esa noche, al igual que la cefalea y nuestro miedo. Ayer acudíamos al hospital, ya que en nuestro centro de salud fue imposible pedir cita. Cinco días hubiéramos tenido que esperar para una cita normal con un pediatra..... ¡vivir para ver! Así que decidimos acudir al hospital a descartar cualquier otra cosa. 
El diagnóstico final fue una otitis, antibiótico, antitérmicos y control de la jaqueca. La atención que nos dieron fue algo penosa, pero hoy no voy a andar de críticas, eso otro día. Hoy quiero explicaros por qué ponemos el grito en el cielo por un simple dolor de oídos, o una simple fiebre. Aunque pueda parecerlo, no, no soy una histérica. Cuando en julio tuvimos que dejarle unos días ingresado, el desencadenante fue un proceso vírico. Cualquier virus o infección trae fiebre, generalmente alta. La fiebre inflama los tejidos cerebrales. Rayo tiene unas estructuras muy particulares, que han crecido de modo diferente a otros niños. Por tanto cualquier inflamación le supone jaqueca. Muchos niños y adultos tienen dolor de cabeza cuando se ponen enfermos o tienen fiebre. Pero si mi hijo tiene jaqueca fuerte, puede traer también un mal funcionamiento valvular. Además con la fiebre, esto según me han explicado los médicos, se genera más líquido cefalorraquídeo (del cerebro) y mi hijo tiene una velocidad de salida del líquido rígidamente controlada. Si hay más, el líquido debe esperar a ser evacuado, y ello implica dolor. Y esto puede traer que incluso se colapse el sistema. 
Por ese motivo una dolencia común en niños normales, unas placas, una otitis, una fiebre común puede traernos complicaciones mayores. No es fácil, la verdad pero es lo que nos toca. A esto se une que el niño está creciendo, su cerebro cambiando, y en breve habrá que reajustar todo el sistema que tiene implantado. para poder ajustarlo a las necesidades de este cuerpo que crece y cambia a un ritmo frenético. Este sistema que lleva ahora se lo pusieron con 15 meses, poco queda de aquel bebote. Ahora este niño tiene unas necesidades físicas muy diferentes, y habrá que pensar en nuevos métodos para conseguir que siga tan bien y activo como siempre. En poco más de una semana tenemos cita con su especialista para revisarle y saber qué opina. 
Lo importante es que mi pequeño Rayo hoy está mejor, aunque todavía no está al 100%, todavía queda reajustar, descansar y que pase el dolorcito de cabeza. Esperemos que todo quede ahí y no tengamos más sustos. 
Pero hemos conseguido un objetivo que cuando comenzó el verano veíamos difícil: pasar unas buenas vacaciones. Hemos disfrutado mucho y el nene lo ha disfrutado enormemente. Así que estamos contentos, no es para menos. Ahora a pensar en la próxima escapada ;) 

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