Antes de empezar esta crítica he de dejar en claro dos puntos fundamentales que necesito expresarles. El primero es que me considero seguidor y admirador de la filmografía de Steven Spielberg, al menos de la filmografía que vale la pena, y no de esos productos mal hechos con el simple afán de ganar dinero o complacer un capricho del llamado “Rey Midas” de Hollywood. El segundo punto que quisiera remárcales, el principal de echo, es que Caballo de guerra, es un libro infantil y por ende la adaptación cinematográfica es sumamente parecida, familiar, me refiero, por ello les pido que no esperen una película ni violenta ni mucho menos cruel. Habiendo aclarado eso, empecemos.
Caballo de guerra nos cuenta la relación de amistad que sostienen un joven ingles, de familia humilde, llamado Albert Narracott, interpretado por Jeremy Irvine, y un caballo de nombre Joey. Una amistad que se fortalece aun más debido a las dificultades familiares de Albert y también con la inminente llegada de la primera guerra mundial, motivo por el cual, Joey es vendido a la caballería británica y separado de su mejor amigo. Desde ese momento la historia toma dos caminos y puntos de vistas diferentes, además de diversas subtramas que pretenden enriquecer la trama o eje principal de la historia.
Spielberg sabe lo que quiere contar, y eso se nota apenas empieza la película, sin embargo también cae en el error de imprimirle un sello de sentimentalismo que podría rayar en lo inverosímil, pero que afortunadamente nunca lo sobrepasa. Con la excusa de que es una película infantil y enfocada a la familia, a Spielberg nunca se le pasa la mano y procura no enseñar los horrores de la guerra, tal cómo si lo hizo con anterioridad con El imperio del Sol, La lista de Schindler y Rescatando al Soldado Ryan, donde su postura contra la guerra quedo más que clara: la odia. Ahora era el turno de mostrar la visión de éste lamentable acto humano através de los ojos de un animal, un caballo, pero un ser vivo a final de cuentas.Creo que todos estarán de acuerdo que el alma y motor fundamental para que esta película se mantenga de pie, es el caballo Joey, magnifica criatura que se roba la película cada vez que sale a cuadro. Si bien la relación del animal con los distintos personajes de esta aventura pretende ser interesante, cómo los dos hermanos alemanes o la niña y su abuelo francés, y que deberían reforzar y aportar algo fundamental y emotivo a la trama, acaban por ser intranscendentes ya que Spielberg no les da ni el tiempo ni el peso que requerían, una lastima. Para fortuna de él, de Spielberg me refiero, Joey esta ahí para salvarlo. Es tal la ternura y carisma que trasmite esta criatura, que el público se identificara con él de manera inmediata.
Pero Joey no es el único que sobresale aquí, el equipo técnico, y de cabecera, de Spielberg le da las herramientas para lucirse. Desde una fotografía hermosa de Janusz Kaminski, pasando por la siempre emotiva, y perfecta, música de John Williams, hasta el montaje sumamente bien cuidado de Michael Kahn. Así con todos estos engranes funcionales, Spielberg tenía medio trabajo ya hecho, lo demás recaía en su talento y en sus actores “humanos”, mismos que salen bien librados, pero que no sobresalen en particular, toda la película es de Joey, y de él nadamas. En ese aspecto Spielberg logra su cometido, no tengo nada que reprocharle.Merecidamente opta por el titulo de película del 2011, pues a pesar de sus errores y quizás de una visión infantil de la guerra (cómo la escena del alambre de púas), logra el objetivo de emocionarnos y hacernos sentir el sufrir de éstos animales, y del hombre también, cuando se habla de guerra. El mensaje es claro y contundente: la guerra destruye todo, pierdes todo lo que amas y jamás vuelves a ser el mismo. Ahora bien, más allá de eso que acabo de decir, la película sobresale también por meritos propios y por el cine que desborda en ciertas secuencias, cómo la primera batalla de ingleses con alemanes, el monologo de las palomas de guerra (simplemente sublime), la batalla de Albert, la muerte de dos amigos(los que la vean sabrán de que hablo), o la impresionante y poderosa cabalgata final de Joey, através de un campo de guerra. Si esta ultima secuencia de la cual les hablo no es cine puro, entonces no se que lo es.
Finalmente para terminar, me he extendido mucho, he de recomendarles ampliamente esta hermosa historia de amistad que gana en emoción pero que quizás sufra en profundidad. Al final del día son más los aciertos que los errores y es por ello que bien vale la pena visualizarla en una sala de cine al lado de toda tu familia, tus amigos o tu novia(o). Es junto con Hugo de Scorsese, lo mejor en cartelera, y de lo mejor que nos ha llegado en muchos años. Ojala y el cine siempre fuese así, que salieses de la función con una sonrisa en los labios, o en éste caso, prepárense, con lágrimas en los ojos.Calificación: ★★★★☆