Los cabeceros de cama son un elemento muy importante en los dormitorios. Por supuesto, su origen tiene una función práctica, que es la de proteger y separar la ropa de la cama de la pared, para evitar que se ensucie y también para proteger la pintura y evitar los roces. Pero, claro está, los cabeceros de cama también ofrecen un potencial en términos de estilo y diseño muy interesante.
Si estás pensando en darle un toque novedoso a tu dormitorio y quieres cambiar el cabecero de tu cama, tendrás un montón de opciones sobre las que elegir. Según sean tus gustos y, también, según sea el estilo general de tu estancia, podrás decantarte por un tipo u otro de cabecero de cama, y también podrás decidir si quieres que sea un cabecero discreto y funcional o uno más resultón y protagonista.
Cabeceros de cama según su tamaño
Los cabeceros de cama pueden ser de distintos tamaños, según el espacio del que dispongas y lo que desees hacer. Si no tienes una pared muy amplia y quieres aprovechar el máximo del espacio en tu cuarto, tal vez lo mejor sea colocar un cabecero que no sobresalga demasiado por el ancho de la cama. O, si quieres darle más presencia, puedes convertirlo en protagonista de esa parte del dormitorio, tanto en términos horizontales como verticales, ya que hay cabeceros que no saldrán por los lados de la cama pero si podrán cubrir una gran parte por encima de ella.
Una vez que tengas decidido cuál va a ser el tamaño de tu cabecero de cama, ya sólo te queda elegir el material. Y, como verás, aquí también tendrás que darle una vuelta para elegir lo que más te convenza.
Cabeceros de cama según su material
Los cabeceros de cama más habituales suelen ser los de madera. Esto se debe a que resultan económicos y, a la vez, son muy versátiles y duraderos. Con un cabecero de cama de madera podrás adaptarte a la perfección al estilo que tengas o que busques en tu dormitorio, y las posibilidades en cuanto a formas y diseño son muchísimas.
Otra opción muy interesante y que te puede dar mucho juego son los cabeceros de tela, o los tapizados. Los primeros simplemente consisten en una barra de acero sobre la que se cuelgan las telas elegidas personalmente. Los cabeceros de cama tapizados, por su parte, suelen tener una base más mullida sobre la que se pone una tela de algodón o, incluso cuero.
Y, cómo no, las opciones más creativas y modernas, que pueden incluir desde cabeceros de cama pintados por ti, a cabeceros de cama de vinilo, similares a esos cuadros tan atractivos y modernos que se suelen ver, o la opción más funcional, que sería un cabecero de cama con estantes o repisas para colocar y guardar libros, revistas, etc.
Como ves, las opciones de cabeceros de cama son casi infinitas. Todo depende del estilo que le quieras dar a tu estancia, de tu imaginación y, por qué no, de las ganas que tengas de trabajar, porque también puedes optar por hacerte un cabecero de cama propio, que además de resultarte una actividad reconfortante, te proporcionará un diseño absolutamente exclusivo e inconfundible.
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