Revista Diario

Cabeza de hierba

Por Drajomeini @DoctoraJomeini
Cabeza de hierbaEl Terro está hecho un trasto. Literalmente. Tras cometer un delito, no desperdicia dos segundos de su vida en idear la siguiente trastada. En la última, mi santo casi pierde la paciencia. Se salvó "por los pelos" de su castigo divino. Cuando llegué a casa, vi que el vecinito huía cabizbajo y que, del piso de arriba, salían unos gritos desaforados, que sólo podían provenir de la garganta de mi marido a punto de la apoplejía. Y es que el Terro, presumido él, decidió no esperar a que su mami o su papi lo llevase a la peluquería y se cortó el pelo el solito, con la maquinilla de cortar el pelo de mi santo. Decir que parecía un dálmata es decir poco. Era un niño a topos. Al final, mi santo (cuando ya se cansó de gritarle que iba a estar castigado hasta que le saliera pelo, pero en la barba) optó por cortarle el pelo al rape. Resultado:  ahora, en lugar de un niño a topos, parece el protagonista de una peli de nazis.Al día siguiente, su tía, que vino a visitarnos, le regaló un grass head (una bolsa llena de semillas, con una mecha, que hay que meter en agua para que le crezca hierba a modo de pelo). El Terro observó atentamente como mi cuñada metía en agua la mecha y, entonces, dijo: "Mamá, si yo meto el pito en agua, ¿me crecerá el pelo de nuevo?" Ay, hijo, qué más quisieran los calvos de este mundo...


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