Revista Viajes
Alguna vez en plan de preguntas sin respuesta me planteé el interrogante de dónde empiezan y terminan los continentes. Ante la imposibilidad de responderla (pues de eso se tratan las preguntas retóricas) abandoné el razonamiento y me olvidé por un tiempo largo de aquella duda. Pero lo cierto es que cuando llegué al Cabo da Roca, a escasos 40 Km de Lisboa y me encontré con un pequeño cartel que ponía "Fim da Europa" me asaltó la pregunta y nuevamente con ella la duda.
Según me contó el guía que me acompañaba en el paseo, el Cabo da Roca estaba considerado el fin de Europa occidental, puesto que si se mide geográficamente su posición continental es la parte que más sobresale de la masa terrestre que representa el viejo continente. Pero además tiene dos títulos más (si, me dijo títulos, como si se tratara de laudos obtenidos por una persona gracias al estudio y la perseverancia), por un lado es el punto más occidental de la península ibérica y por el otro, es el punto que más sobresale del mapa de Portugal.
EUROPA TERMINA DONDE EMPIEZA EL ATLÁNTICO
El Cabo da Roca es un increíble y gigantesco acantilado que se encuentra sobre la costa del Atlántico y también una buena opción si quieren conocer algunos de los alrededores de Lisboa, ya que se encuentra a menos de una hora y está conectado por una buena red de transportes (aunque la mejor forma de llegar es a través de automóvil o en bicicleta si son adeptos a los bicitrips)
Cuando se llega al acantilado casi no se tiene noción de que se está sobre él ya que al ser tan gigante forma parte del terreno que a simple vista simula una campiña. En la parte más alta del cabo se encuentra un faro que además de oficiar de vigía es la mejor opción para comprar algún recuerdo que certifique que se estuvo en el fin del viejo continente disfrutando de una de las vistas más bellas que éste ofrece.
A un costado y si se camina hacia la costa del acantilado se puede ver las formaciones rocosas que emergen del mar como si se tratara de seres animados, lo cual para el pueblo lisboeta no está tan alejado si se tiene en cuenta el pasado mítico que sobre el lugar pesa. Al parecer, el lugar está cargado de leyendas e historias misteriosas y una de las que más éxito tuvo en el acervo cultural es la que dice que hace miles de años, en épocas de la glaciación, los osos polares merodeaban la zona en busca de algún alimento que haya sobrevivido a la gélida avalancha milenaria.
Los dioses que habitaban allí les habrían pedido a los osos que se alejaran a otro sitio para preservarlos y una osa con sus cachorros se habría negado al pedido y, como castigo por la actitud desobediente del animal, la habrían convertido en una piedra gigantesca (que en la actualidad sería la Pedra de Ursa) y a los oseznos en las rocas satélite que la circundan.
El Faro es el sitio desde donde se tiene la mejor vista de la costa y de las rocas gigantescas que emergen del agua. Además es un sitio ideal para hacer fotografías ya que está ubicado en un sitio estratégico.
He aquí la vista que ofrece el rústico mirador de la costa acantilada
Muchas de las especies de fauna y flora sólo se ven allí y son tan exclusivas que, en algunos casos, se encuentran dentro de la lista de especies protegidas ante un posible peligro de extinción.
El cabo cambia de color según el momento del día y la ladera desde la cual se lo observe
El color verde agua del Atlántico ofrece una cara muy diferente a la que se tiene desde la orilla americana
Si la fábula no falla éstos serían los oseznos petrificados que circundan a la Pedra da Ursa
La Pedra da Ursa es la parte más llamativa del paisaje que ofrece el cabo. Con un sentido mítico sobre sí es el punto que más admiración produce en quienes llegan a diario para disfrutar de la increíble vista.
A un costado de la costa una gran zona de vegetación y un pequeño paisaje serrano hacen del lugar un sitio encantador. El verde perfecto de las laderas, la curiosa flora de la región y el faro recortado en el horizonte lo vuelven un lugar único en el mundo.
Fiel a las ciudades en las que los conquistadores y navegantes partían desde sus mares hacia tierras lejanas, en el cabo se encuentra una piedra de considerable altura en la que una cruz protege a todos aquellos que a esas costas llegan o que de ellas parten. A su vera los turistas encuentran un excelente punto panorámico para disfrutar de una buena vista, ya que frente a ella una muralla de poca altura sirve como sitio de descanso o bien como escenario para hacer buenas fotografías.