Revista Moda
Las casas levemente rehabilitadas que conservaban su carácter de pueblo marinero, y en todas partes, con aire de dejadez y en aparente desorden, aparejos de pesca. La sensacion libre, salvaje, de lanzarte desde las rocas o bucear entre ellas. Un lugar donde todo el mundo parecía tener barco para la pesquera nocturna o la salida de madrugada. La luz del omnipresente faro cuyas ráfagas intentabamos cronometrar. Frases desordenadas como las imágenes que dejo caer de uno de mis lugares preferidos en los que mandan los recuerdos. Cabo de Palos.