Foto: Plaza España
Se extiende Cáceres en sus avenidas con su aire boulevardière y cosmopolita en la mañana presurosa, prolongada en el ágil trato de las gentes, siempre cordiales.
Agitación lustral la actualidad del instante en los cafés en una luz nueva que fermenta en los jardines, mientras semáforos impenitentes auscultan el ánimo de los paseantes calle abajo entre el fulgor de los escaparates. Camino despreocupado advirtiendo signos flotantes por la avenida en la fraternidad destemplada de la mañana, que lanza una serena albura azulada de un sol aterido, que sin embargo sonríe discreto frente a la hora, congelada en un adusto repicar de campanas que evocan, piadosas, antiguos usos. Cáceres en su horizonte azul se hace revelación presentida en su discreto encanto provinciano. Agua y dulzor de amaneceres en la concreción absoluta de una certeza largamente añorada.