Revista Cultura y Ocio

Cada loco con su tema

Por Aceituno

Uno de los muchos puentes que tiene el parque Madrid Río. Para mi gusto este es el más bonito, pero eso ya cada uno tendrá su favorito. Suele suceder que los seres humanos no pensamos igual sobre casi nada. Solemos estar divididos en dos grandes grupos, los del SÍ y los del NO, con todas las variantes imaginables. Sobre cualquier aspecto se instala un debate. A veces ese debate llega a tanto, que termina en guerra, pero eso es ya cuando hay dinero o intereses oscuros de por medio.

Cuando no hay dinero y se trata de un problema estético, o moral o de cualquier otro tipo, la cosa cambia. Ya no es tan acalorado, pero puede llegar a ser eterno, como los toros, el aborto, la legalización de las drogas, la eutanasia, la inmigración o la tortilla con cebolla o sin cebolla. Desde que tengo uso de razón se debaten casi los mismos temas y me parece que nunca nos vamos a poner de acuerdo porque los religiosos se aferran a sus dogmas como si fuesen verdades absolutas y los demás estuviésemos completamente equivocados, los conservadores se creen que el mundo es mucho mejor como está y no hay que cambiar absolutamente nada no vaya a ser que su status socioeconómico cambie, los fundamentalistas lo ven todo de una forma tan radical que es imposible argumentar nada con ellos, los nacionalistas con sus convicciones, los hippies con las suyas y así cada loco con su tema.

Yo encuentro que falta coherencia a la hora de debatir. Todo el mundo pretende imponer a los demás su manera de ver las cosas. Por ejemplo con el matrimonio homosexual, digo yo ¿a quién hace daño esa norma? No es que a partir de ahora estén obligando a que todos los homosexuales se casen, simplemente les da la opción de que lo hagan los que quieran hacerlo. No veo dónde está el problema y, de hecho, no lo hay. Menos mal que lo han terminado por aceptar los que estaban tan absurdamente en contra. Yo creo que hicieron un poco el ridículo oponiéndose tan abiertamente a una ley tan inocente y que no trae absolutamente ninguna consecuencia.

Y lo mismo pasa con todo. No estamos queriendo obligar a que aborte todo el mundo, solo queremos que quien quiera hacerlo pueda, sin más. Pero los religiosos y los derechones consideran que las cosas son como son y no deben cambiar. Desde hace siglos vienen opinando lo mismo. Si por ellos fuera viviríamos según los usos y costumbres de 1815 porque, cuantas menos cosas cambien, menos posibilidades hay de que cambie su posición en la sociedad. Además ambos son de esos de haz lo que yo diga pero no lo que yo haga. En esto del aborto, por ejemplo, se sabe que tanto derechones como religiosos son asiduos clientes de las clínicas abortivas porque tienen el dinero para pagarlo y quieren que siga así, que solo ellos puedan abortar.

Yo no sé en qué grupo estoy pero desde luego soy de izquierdas. La derecha y los religiosos viven con miedo y yo no quiero vivir con miedo. Le tienen miedo al otro, al que es diferente, al negro que viene muerto de hambre en una barca jugándose la vida para conseguir un futuro mejor, le tienen miedo a Dios porque nos vigila y puede mandarte al infierno para siempre si te sales del camino establecido y le tienen miedo a cualquier cambio que pueda producirse. Algo debió sucederles en la infancia que les hace pensar así y albergar esos miedos y esas culpas. Para mí es mucho más fácil todo, vive y deja vivir, no te comas el coco y posicionate a favor de las libertades siempre que puedas. De esa forma no te meterás donde no te llaman porque a ti qué más te da lo que hagan los demás, vive tu vida que bastante tienes y déjate de adoctrinar a nadie que la verdad es igual de esquiva para todos nosotros.


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