La nueva alternativa promueve el amamantamiento prolongado, dormir con el bebé y hasta llevarlo siempre a upa para tener chicos más seguros e independientes.
Por Cecilia Farré
Encuentro. Las madres de Las Casildas se reúnen todas las semanas para generar campañas por una crianza más digna.
“No le hagas upa que lo vas a malcriar”, escucha la madre mientras devuelve una mirada de fastidio, en una escena que se repite de manera frecuente. Sin embargo, existe una nueva tendencia que cada vez gana más adeptos: la llamada “crianza con apego”, que plantea un mayor contacto entre padres e hijos, en especial en los primeros años de vida. “Es fundamental poder demostrar a los hijos que somos capaces de interpretar y decodificar sus necesidades, satisfacerlas y estar cuando nos necesitan. Esto les permitirá en el futuro transformarse en seres humanos más seguros e independientes”, afirmó la puericultora Laura Krochik, especialista en lactancia y crianza.Así, luego de nueve meses de vida intrauterina en un espacio que resolvía todas las necesidades, según este tipo de crianza cuya filosofía desarrolló el pediatra Bill Sears, hay que darle al recién nacido lo más parecido a lo que estaba acostumbrado. Para Krochik esto es: “Contacto, upa, movimiento y alimentación permanentes. En esto consiste una crianza con apego. Cuando le damos a un bebé lo que necesita, lejos de malcriarlo, estamos ofreciéndole un sostén a partir del cual comenzará a construir su emocionalidad”.Guillermina Wilson tiene dos hijas, Nina y Morena, de 7 y 2 años respectivamente, y cuando se le pregunta sobre la crianza con apego responde que es la única que conoce y a pesar de todos los libros que leyó sobre el tema, su principal guía es el instinto. “Las veía muy chiquititas y sentía que necesitaban mi calor”, recordó, y por eso recurrió mucho al fular –una tela que permite llevar al bebé cerca del cuerpo en distintas posiciones– hasta que su espalda pudo soportarlo. “También usé el cochecito, no hay que ser fundamentalista”, aclaró.Beneficios. Dormir con los hijos en la misma cama es otro de los postulados de la crianza con apego. “El colecho es bastante frecuente. Los papás no lo dicen porque los retamos”, aseguró Julio Busaniche, pediatra del Hospital Italiano. “Según la evidencia científica –agregó– puede favorecer la muerte súbita, sobre todo en los más pequeños y si algunos de los padres fuma.” En caso de compartir la cama con los hijos, Antonio Morilla, a cargo de la Subcomisión de Lactancia Materna de la Sociedad Argentina de Pediatría, recomienda que el colchón sea duro y que los padres no sufran de obesidad, tabaquismo, y que esa noche no hayan bebido alcohol “porque en un descuido los pueden aplastar”.La lactancia, además de los beneficios para la salud, es otra manera de generar apego y debe ser “a demanda”, sin imposición de horarios ni de duración de las tomas. Como mínimo debe asegurarse durante los primeros seis meses, y si es posible hasta los dos años, aunque el español Carlos González, exponente de la crianza con apego, considera que puede extenderse hasta los seis años (ver recuadro).De todos modos, el mercado laboral no parece comprender los beneficios de la lactancia. “Es difícil de mantener con 45 días de licencia. Hay madres que trabajan ocho e incluso más horas, se sacan la leche en un baño y lo intentan, aunque es bastante complicado”, señaló la psicóloga social Julieta Saulo, quien cría a su hija bajo la filosofía del apego y coordina la asociación de madres Las Casildas. “Hay mujeres que no quieren o no pueden elegir la lactancia. Hay otras formas de generar apego. Es tener una mirada de empatía con los chicos”. Krochik considera que si bien hay cada vez más grupos en los que se fomenta la crianza con apego, en la sociedad “las madres aún son blanco de encendidas críticas si atienden con rapidez al llanto del niño, si practican el colecho o si amamantan prolongadamente a su hijo. Todo esto y más es considerado, sin dejar lugar a réplica”. Sin dudas, las decisiones sobre cuestiones que hacen a la crianza generan discusiones, incluso en una misma familia. “La crianza es una cuestión cultural y compleja porque intervienen muchos factores. La crianza con apego puede ser muy buena para los padres que creen que lo es”, concluyó Busaniche.“Los padres comparten muy poco tiempo con sus hijos”“Vivimos en una sociedad en la que los padres pasan muy poco tiempo con sus hijos”, dispara el pediatra español Carlos González, uno de los principales exponentes de habla hispana de la crianza con apego. “Los niños hoy están nueve horas al día en la escuela, separados de sus papás. Eso no había ocurrido antes y no es bueno para los chicos”, asegura el autor del best seller Bésame mucho durante su visita a la Argentina invitado por la Asociación Civil Develar. “Hoy una persona se convierte en padre porque elige tener un hijo, le hace ilusión. Ahora habría que preguntarse qué parte le hace ilusión. ¿Trabajar más para pagarle un buen colegio o compartir tiempo con él, criarlo?”—¿La crianza con apego entonces es incompatible con el trabajo?—No, pienso que deberían existir más facilidades para la mujer. Por ejemplo, que de ser posible pueda ir al trabajo con sus hijos. Si una campesina de los Andes puede trabajar con su niño en la espalda, ¿por qué no una oficinista en Buenos Aires? Y, por otra parte, cuando eso no se puede hacer, tener más posibilidades: una licencia mayor para poder estar con el niño cuando es pequeño y luego un horario parcial. —¿Hasta cuándo se debe amamantar a un niño?—La lactancia materna debe ser a demanda, no importa si el niño tiene seis años. Cuando una madre da el pecho, el médico la orienta, le dice tanta cantidad de leche cada tres horas. Pero si a la media hora el niño se pone a llorar porque tiene hambre hay que volver a darle el pecho. Lo que sucede es que se ha extendido esa creencia machista de que las madres son todas tontas. Y los médicos que escriben libros para explicar cómo ser madre.—¿Y el colecho?—Mi posición es que compartir la cama con el bebé es una decisión de los padres, ellos tienen el derecho a decidir lo que más le conviene y hasta la edad que les dé la gana.—¿Cómo poner límites?—Todos los padres saben cómo hacerlo. Si tu hijo quiere comer un chicle, le dices que no porque le hace mal a los dientes. Pero sabes que puedes ceder, negociar. En cambio, si tu hijo quiere beber vino, por más que llore no vas a ceder. Ahora, si un padre piensa que ceder en un chicle es como ceder en el vino, es un fanático.