La Ciencia muchas veces se empeña en contradecir a la medicina moderna. Lo último que está en el punto de mira es el mito de que el consumo de grasas saturadas y colesterol aumentan el riesgo de muerte cardiovascular por infarto e ictus. Un metanálisis, estudio de la más alta calidad científica porque es el resumen de todo lo publicado sobre un tema, difundido por el British Medical Journal (BMJ), concluye que NO es así.
Lo cuenta el Bristish Medical Journal (BMJ) del pasado mes de agosto:
El consumo de grasas saturadas no está relacionado con la mortalidad total, ni con la mortalidad coronaria, ni con la mortalidad cardiovascular, ni con la incidencia de cardiopatía isquémica ni con la incidencia de ictus isquémico”.
¿Cómo os quedáis? ¿Cuántas veces hemos oído que está demostrado que las grasas obstruyen las arterias y venas y ello puede provocar enfermedades del corazón?
Decir que el colesterol y la grasa de la dieta son malos para la salud es uno de los paradigmas de la medicina moderna y se ha convertido también en un paradigma social, traspasando los ámbitos meramente médicos. Así lo cuenta el médico Sebastián Vignoli en la web de No Gracias, la organización de profesionales sanitarios por la ética y la transparencia.
Sí que salen perdiendo de nuevo las denominadas grasas trans, las que se obtienen a partir de la hidrogenación parcial de los aceites vegetales, que de nuevo se corrobora que sí que están relacionadas con los infartos. Son muy empleadas por la industria alimentaria en los alimentos procesados.
Como narra Vignoli:
Ha costado 60 años revertir la hipótesis inicial de Ancel Keys. Algunos ya avisaron que el estudio inicial sufría un clarísimo sesgo de selección, pero no hicimos caso y el error aleatorio y los sesgos hicieron el resto. ¡60 años después resulta que el colesterol y las grasas saturadas de la dieta no son un factor de riesgo cardiovascular!”.
El galeno se pregunta también: ¿Cuánto va a costar cambiar esto ahora? ¿Las unidades de lípidos de los hospitales aceptarán esto sin más? Y presiente:
Vamos a encontrar una enconada resistencia seguro”.
Lo cierto es que los resultados que ahora publica BMJ son un escándalo pues la teoría ha sido convertida en dogma y ahora este debería de caer. Como concluye el propio autor del citado post:
Muchos médicos no van a aceptar que el campo de investigación al que han dedicado toda su vida es un campo nulo, resultado de los sesgos y el error aleatorio (falsos positivos), que campan a sus anchas por toda la medicina. Pero si somos científicos tenemos que aceptarlo. La ciencia no es la defensa enconada de las teorías predominantes. ¿O no son la autocrítica y la rectificación dos de las características de la medicina? Yo creo que sí, o al menos, tendrían que serlo”.Pero toda esta locura de la pseudomedicina institucionalizada tiene otra cara, la de los medicamentos recetados durante décadas a millones y millones de personas para “combatir el colesterol malo”. Quizá el grupo farmacológico más popular para ello son las denominadas estatinas.
Están entre los tratamientos más vendidos pero las pruebas de sus beneficios para la salud siempre ha sido débiles y existe una creciente evidencia de reacciones adversas graves. La Agencia Española de Medicamentos ha advertido incluso de nuevos y graves daños por ello. Dicho problema puede ser mayor de lo pensado pues el consumo de esos medicamentos es indiscriminado. Los datos que publica BMJ nos cuentan que durante años estuvimos engañados pero además, con el ejemplo de las estatinas hemos aprendido cómo se manipulan datos científicos para convertir a personas sanas en enfermas.Primero creímos que el consumo de grasas era “malo” y luego nos vendieron que consumir fármacos para el colesterol era “bueno”. Al final lo primero no era cierto y lo segundo tampoco.