Revista Deportes
El dicho es "más vale caer en gracia que ser gracioso".
Conozco a mucha gente que ha caído en gracia en un momento determinado y, a pesar de no haber contraído mérito reseñable o incluso habiendo fracasado estrepitosamente, gozan de bula de gran parte de la plebe. Igualmente y por paradójico que parezca y repetitivo a lo largo de la vida, muchas personas graciosas por naturaleza o porque se hayan ganado esta dote, le son mirados con indiferencia por miedo a ser contrario al grupo del que se es parte y no interese contravenir o simplemente por no caer simpático al no ser de su cuerda.
A estas alturas no voy a descubrir lo sesgado de los comportamientos humanos, en muchos casos abrazafaroleros en busca de la miga de pan prestado pero sí me da un poco de pena que la gente obvie muchos años de formación y de construcción de su intelecto para tirarlo por la borda simplemente para caer en gracia, algo que tiene tan vago sustento que el tiempo se encarga en volatilizar.