Café

Legado.

No caigamos en la desgracia del “no tacto” y “no contacto”, con nuestros seres queridos, ni en los que están siempre a nuestro alrededor, después de todo, un simple gesto y una buena palabra puede hacer nuestro día algo caritativo y especial.

Reemplazamos un buen momento con simples productos que hacen de nuestras vidas, más cómodas. Pero, vale la pena el cambio? Interactuar con las personas no nos hace menos inteligentes ni menos capaces, de hecho existen palabras interesantes que salen de las bocas menos sobrevaloradas, porque negamos la idea de que “aquel”, no tiene idea por lo que estoy pasando, cuando quizás se dé la opción de que “aquel” individuo, ha vivido tres veces lo que yo viví.

Y no pensamos que dentro de nosotros, hay un corazón latiendo, idéntico, al que está al lado. Estamos hechos de la misma materia, esto nos hace especiales? Somos polvo de estrellas, tú y yo. Pero a pesar de esto, vivimos con miedo de no encontrar lo que estamos buscando, a no encontrar nuestra humilde compañía, miedo de recorrer nuestro mundo, solos, miedo a no verse como quieren los demás, o por como lo pide la sociedad.

Mirar hacia abajo nubla la vista de los que no saben mirar hacia arriba, estar demasiado cerca del suelo puede hacernos sentir seguros, pero elevarnos y volar nos hace sentir libres de nuestro propio destino, y hacer lo que queramos. La práctica de saltar a nuestra voluntad, nos lleva al camino autoconocimiento, abre puertas y ventanas a diferentes senderos de los que podemos aprender, y siempre seguir aprendiendo.

Podemos hacernos inmortales dejando nuestro mejor legado, el conocimiento, el aprendizaje, la experiencia, para generaciones subsiguientes con hambre de nuevos desafíos. A generaciones sin miedo, sin miedo a caer, sin miedo de aprender, conocer nuestro interior y saber que es lo qué queremos.