CAFÉ MAURI, 1900-2012, CARRER ARIBAU...112 AÑOS Y SIGUE ABIERTO, BARCELONA...11-08-2012.
Cafè Mauri, a la cruïlla dels carrer Provença i Aribau. 1900-1915. AFB. A. Gil
Café Mauri, en el cruce de las calles Aribau con Provença, Agosto del 2012.
EN LA FOTO DE ARRIBA SOLO HABÍAN HOMBRES, 112 AÑOS DESPUÉS, SOLO MUJERES...
Y TIENEN WI-FI, SE ADAPTAN A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS.
Mauri es de esos rincones de Barcelona que una desearía que no desaparecieran ni cambiaran nunca. Atravesar sus puertas es dar un salto atrás en el tiempo, quizá a aquella Barcelona burguesa y elegantona de los años 20, cuando las señoras salían a pasear con gorros de felpa y los señores con trajes de tres piezas. El sitio tiene un encanto antiguo divino y debería permanecer así siempre: ajeno al paso del tiempo, a las modas, los años pasan para todo aquél que lo visita pero para él no.
El local es una preciosa cafetería de tipo burgués un poco decimonónico, con pequeños rincones llenos de mesas y sillas de madera, ribeteados dorados y dos enormes mostradores presidiendo la entrada llenitos de deliciosas cosas: a la izquierda, la repostería, a la derecha, los salados, de manera que te inclinas curiosa sobre ellos a indagar qué tienen y qué te vas a comer y te dan allí las diez y las once las doce y la una y las dos.
Preocupa la jubilación de la dueña del local se acerca y me preocupa que caiga en manos de alguién que lo transforme en otro garitucho con cartel feo, luces blancas de bajo consumo y tropecientas tragaperras en la entrada. Cruzo los dedos para que esto no pase y mientras tanto, sigo tomando café y croissant alguna que otra mañana . El Mauri es cuco, muy cuco, y tiene un punto antiguo que lo hace único. Su terraza ocupa la esquina más soleada de las cuatro que forman las calles Aribau y Provenza. Sus mesas son pequeñas y bajitas, de esas que acercan a las personas y dificultan la lectura del diario. Las luces ajustadas y la atmósfera de tertulia apaciguan el ánimo e invitan a conversar. Y los libros que se esconden en la sala de atrás esconden sorpresa: forman parte del proyecto bookcrossing.