Café Tacuba

Café Tacuba - Re
Perdón, perdón, perdón perdón perdón perdón. Se que no me van a querer creer pero no hay ninguna razón más que la putísima coincidencia detrás del hecho de que este subiendo Café Tacuba un cinco de mayo. Igual las tradiciones y los lugares comunes tampoco son tan terribles. Si se quiere, son como respondemos a todas esas cosas inmensas que nos superan del universo, entonces bien ahí, que viva méjico cabrones y aguante Café Tacuba.
En 1994 la banda mejicana edita Re, segundo disco. Inmenso, viajero, interminable, intrincado como calendario maya, vueltero como borracho segundo disco. De una arrancando con un sonido que nunca se decide entre un folkrock (siendo el folk aquí la música típica mejicana) y el alternativo noventero más inventivo y latino. Una tras otra tras otra las inmediatas canciones (casi todas por los tres minutos) se disparan, fantásticas anécdotas de abducciones, himnos borrachos, incomprensibles diatribas sobre dios, experimentos death metal (¡con blast beats a la morbid angel y todo!) pequeñas instantáneas citadinas, y después mucha calle y polvo mejicano.
Si algo sorprende de Café Tacuba es que siendo un cuarteto sin batería, tengan una noción tan absolutamente fresca y atrapante del ritmo. Sirva de suficiente evidencia ese bombo y rasgueo que guían a Ixtepec derecho a lo profundo de uno, ese lugar que cuando nos tocan solo queda morderse el labio inferior, o mover la cabeza sin admisión a réplica. Continua Trópico de Cancer, y la estructura es básicamente igual, rasgueo y bombo, y todo es igual, pero inmensamente distinto en los detalles, en lo que hacen que este disco nos tire de felices a felicicimos. De forma similar funcionan Pez y Verde, dos pequeñas canciones que funcionan como única pieza absorbente, "este no es un día muy normal" nos dicen recién a segunditos de empezada la canción. Después armonías vocales, frases de piano, pequeños punteos y antes de que nos demos cuenta todo se deshace en algo que parecería una miniatura pinkfloydeana-selvática, pura lisergia mejicana naturalista. Y citando a unos pelotuditos de por ahí "Que viva la vida!". Y por si no estábamos listos para morir de alegría, antes de este fabuloso y maravillante díptico, la hermosa, pequeña joya que es Madrugal.
No se si quedó claro, pero está es una de las mejores bandas que le regaló América latina al mundo. En mucho, si no en todo el tiempo. Mal harían si pasan por alto la oportunidad de escuchar este ENORME disco.
Y por si no me creen, las flores:

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