CAGLIARI – SUROESTE
Aunque también son playas del suroeste, ya pertenecen a la región de Cagliari.
Pueden hacerse dos rutas y podría llegar a dar tiempo en un día madrugando bastante, que no fue nuestro caso: de Porto Botte a Porto Pino y Costa del Sud. Nosotros elegimos la segunda, aunque nos quedamos con ganas de hacer también la primera. La ruta se hace por una carretera preciosa que va pegada a la costa. Puede hacerse en uno u otro sentido, es indiferente.
¿Qué ver en la Costa del Sud?
– Chia
– Cala Cipolla
– Cala Teuradda
- Chia: es un pueblo de veraneo rodeado por varias playas. Para verlo de un vistazo, es recomendable subir a la Torre di Chia, una de las torres de vigilancia españolas que hay a lo largo de toda esta costa. Desde aquí se ven Spiaggia Sa Colonia y Spiaggia Su Portu, ambas repletas de surfistas, ya que es una zona con mucho viento.
- Cala Cipolla: Esta playa nos encantó. Una pena que nos hiciera mal tiempo y no la pudiéramos disfrutar. Está rodeada de dunas y tiene un chiringuito con sofás blancos con grandes cojines que pedían a voces desparramarse en ellos mientras tomas algo fresquito.
- Cala Teuradda: Impresionante. No nos la esperábamos y cuando apareció en un cambio de rasante nos dejó con la boca abierta. El parking son 5€ y únicamente nos apetecía descansar un ratito. Como nos pareció una exageración, lo que hicimos fue alejarnos un poco, dejar el coche en una salida de la carretera y descansar en una calita justo en frente de Cala Teuradda. No era igual de bonita, pero teníamos una vistas preciosas de la playa y además al estar más resguardados, teníamos menos viento.
El resto del camino hasta Capo di Teulada es también muy bonito, y tiene varias playas en las que se puede parar a descansar, todas con parking por supuesto, es increíble lo bien que se lo tienen montado. Podéis ir parando en los distintos miradores que iréis encontrando.
Y por último Cagliari, de la que tenemos poco que deciros. Cogimos el avión temprano y solo nos dio tiempo a dar un paseo, pero lo suficiente como para percibir un ambiente encantador. El centro está rodeado por las murallas del castillo. Con calles empedradas y rinconcitos donde tomarse un capuccino con vistas al puerto, fue una pena, no haberlo visto en profundidad.