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Caida en el Castillo Franz

Publicado el 09 junio 2022 por Hugonote @Casagrande_Jose

El Viejo Helmut estaba muriendo. El Patriarca de los Franz convoco a su inexperto sobrino Daniel, que residía en la parte oriental del reino. De hecho, ellos dos eran los últimos de la gran dinastía venida a menos desde hace varios siglos. El Castillo de los Franz, una joya arquitectónica del pasado, se había convertido en una ruina pasmosa, tétrica y llena de malas energías.

Daniel estuvo allí quizás un par de veces cuando era niño y siempre tenía escalofríos de aquellos recuerdos.

Solo la ambición por saber que le dejaría el Tío lo llevo a aceptar la invitación

Golpeo tres veces el portón del Castillo y en frente de él apareció uno de los sirvientes para hacerlo pasar y llevarlo al despacho de su misterioso Tío.

Y lo único que encontró fue un viejo enfermo, moribundo, de mirada severa y piel macilenta.

- Por favor toma asiento, querido Sobrino.

Danielito, (que a la sazón tenía unos 45 años) obedeció sin rechistar, manteniendo un aire nervioso. Como para romper el hielo se le ocurrió hacer una clásica pregunta de relleno

¿Como estás, Tío?

Al escuchar esto, el viejo no pudo ocultar cierta cara de enojo.

- Sobrino, estoy muriendo, por tanto, tú serás el Último de los Franz. El hijo de mi hermano. Te he llamado precisamente porque quiero que una vez que yo muera tú pases a ser el nuevo señor del castillo. Te harás cargo de mis sirvientes: El Ventriloquista, La Bailarina y Las dos gitanas que crian cuervos.

- ¿Ventriloquista?, pero Tío, se dice Ventrílocuo - dijo con cierto aire de entendido el sobrino

El viejo enrojeció de la rabia, estuvo a punto de soltar un improperio, pero se contuvo, hizo un gesto al Ventiloquista y dijo:

- Por favor ofrécele a mi sobrino un vaso con el mejor Bourbon que encuentres en la reserva, ese que lleva 100 años en el barril de cedro que nos regaló Fortunato.

Luego hubo un pesado silencio, no hubo conversación entre el viejo y el torpe sobrino, el hielo se rompió cuando el Ventriloquista apareció con un bello decantador lleno Whiskey, un elegante vaso y algo de agua fria.

- Por favor déjanos a solas - ordeno el viejo a su criado

Sin mediar más palabras Danielito, apuro rápidamente medio vaso para calmar la sed y dijo animado

- Sabe igual que el Old Grand-Dad, verdaderamente este es el licor que tomaban los vaqueros del viejo oeste. Ya no hacen de esto las destilerías de hoy en día.

- Así es "sobrino" es un brebaje digno de la vieja escuela. Puedes tomar todo el que quieras, el barril está lleno y el Ventriloquista puede traernos lo que necesites. Pero ten cuidado, el grado de alcohol debe ser de al menos 62%

- Ni corto ni perezoso Danielito apuro dos vasos más del precioso líquido y comenzó a sentirse algo mareado

- Sobrino mío, tengo aquí dos fotos, la una es la de tu padre, mi hermano y la otra es la de Fortunato. Y hay algo que quiero resaltar, los Franz tenemos el lóbulo de la oreja pegada al rostro, es nuestra característica peculiar de familia, y tus lóbulos son despegados. Es más, viendo esta foto, pareces un clon de Fortunato

La última sentencia del Tío, le cayó como plomo al sobrino. Incluso el mareo que le proporcionaba el Bourbon desapareció un poco, y comenzó a mirar confuso la habitación, sintió como un ambiente fétido y con cierto regustillo a pesadilla, fue cuando noto que una de las paredes del cuarto desentonaba con el resto de la habitación.

- No me siento bien, Tío.

- Comprendo, amado mío, si quieres regresa a tu hotel y continuamos otro día nuestra conversación

En medio del mareo, el Ventriloquista y la Bailarina ayudaron a Danielito a salir del castillo y volver a su automóvil, ella le dijo:

- Tomas el camino hacia el norte, viras a la derecha y encuentras la salida que te lleva directo a la autopista que va hacia la ciudad.

Obediente como siempre, Danielito hizo caso a sus instrucciones, en medio del mareo y la confusión nunca llego a la autopista, al virar a la derecha se encontró con un precipicio, sin reflejos no pudo evitar caer al menos 200 metros, pasaría mucho tiempo antes de que alguien encontrara los restos del accidente.

El viejo sonreía y dijo a sus criados: Oficialmente, ya soy el último de los Franz.

* Inspirado en la Caída de la casa Usher y el Barril de amontillado

** Relato participante en el concurso cuentos macabros del Tintero de Oro (Homenaje a Edgar Allan Poe)


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