La desazón es el denominador común en los rostros del banco argentino
Es muy dificil o muy facil explicar la derrota de Argentina frente a Lituania. Dificil porque cuesta aceptar el inesperado desarrollo del encuentro donde Argentina le hizo frente a Lituania durante apenas 4 minutos (10-9) para luego sucumbir. Y facil porque no hubo grandes misterios en el planteo táctico de los lituanos: defensa física e intensa (con una importante rotación de sus jugadores) para desgastar a su rival y anular por completo a Luis Scola.
Se escuchó en muchos lugares decir que la principal causa de la derrota fue que Lituania tuvo un día inspirado y que a Argentina no le entró nada. Si bien eso es innegable, es necesario aclarar una cosa: Lituania tuvo altísima efectividad en triples porque rotó bien la pelota y sus tiradores ejecutaron sin oposición, en cambio los argentinos siempre tuvo una mano encima cada vez que iban a efectuar un lanzamiento, sea de cerca del cesto o desde 6,25.
Argentina luchó hasta el final con orgullo y vergüenza deportiva pero chocó contra un rival que lo superó en el aspecto físico y emocional (los argentinos parecieron sufrir el desgaste frente a Brasil). Cuesta levantarse pero es una realidad: esto sigue y Argentina deberá comenzar la lucha por el quinto puesto a partir de mañana frente a Rusia.
Para destacar la entereza de los jugadores argentinos que no reaccionaron ante las provocaciones lituanas y aceptaron la derrota sin poner excusas, una muestra mas de la grandeza de esta generación de jugadores.