MARIADELA LINARES.
Es la frase más afortunada que hemos escuchado en los últimos tiempos. Ojalá sea verdad y que esta cruzada contra la corrupción que ha emprendido el presidente Maduro llegue en realidad hasta el fondo y no se quede en una campaña efectista. Cada vez que visitamos un centro de abastecimiento y vemos vacíos los espacios donde deberían estar las cosas que usualmente consumimos nos preguntamos por qué hemos sido tan incapaces de producir lo que sea y adónde fueron a parar los millones de dólares que Cadivi entregó el año pasado a “empresas de maletín”, como las denominara la propia Edmée Betancourt. Por ahí es que hay que empezar.Si lográramos eso: establecer responsabilidades por el acaparamiento, la usura y la inexistencia de productos que necesitamos, la gente empezará a creer en que la batalla contra la vagabundería va en serio.La determinación de quiénes son los culpables por la inoperatividad de muchas empresas de producción que fueron expropiadas y que hoy no funcionan o lo hacen a medias también debe pasar por ese proceso de evaluación y consiguiente sanción. Este año, lamentablemente, nos ha cacheteado con una verdad que no ha cambiado en décadas. Somos absolutamente dependientes del petróleo y hemos sido totalmente ineficientes hasta para producir un rollo de papel sanitario. Ahora resulta que hay cemento, pero no hay bolsas donde empacarlo, por citar un solo ejemplo. Y por donde quiera que se le mire la producción nacional ha sido insuficiente. ¿Cómo se crece entonces? Entendemos que hemos pasado quince años peleando una guerra contra un enemigo descomunal. Los gobiernos chavistas han invertido la mayor parte del tiempo defendiéndose de numerosos frentes de batalla, que no han cesado en su empeño de hacernos desaparecer. Pero mientras seguimos denunciando, todos los días si es necesario, los planes conspiradores que no van a cesar nunca, al mismo tiempo tenemos que comenzar a mostrar resultados donde le duele a la gente, en el plato de comida. Los 40 años del golpe contra Allende significaron una oportunidad de vernos en ese espejo y no permitir que la historia se repita. Conspiradores y ladrones, del bando que sea, deben ir a parar a la misma celda. [email protected]