Revista Cultura y Ocio

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Por Legionixhispana

Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona

Desde el pórtico de las estancias superiores, Caius Valerius Avitus, recién nombrado duoviro de la Colonia tarraconense, pensativo, mantenía la mirada perdida en un horizonte cubierto esa noche por un manto de estrellas. Sobre su hombro derecho, como en aquellos primeros años de casados en Augustóbriga, su mujer, Faustina, apoyaba la cabeza mientras le envolvía el brazo con sus delicadas manos. Este rincón de la villa siempre había sido el lugar preferido del matrimonio a la hora de contemplar juntos la costa de Tarraco bañada por las aguas del Mediterráneo. Distanciados de ellos, el esclavo, buen conocedor de sus obligaciones, esperaba paciente la llamada para su probable requerimiento.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Playa de Altafulla. Tarragona.

En el tramo de la vía Augusta que partía desde la capital provincial hacia la ciudad de Barcino, sobre un promontorio costero con vistas al mar, en el siglo I d.C. se construirá una gran villa pensada para el placer y el descanso. El paisaje por el que discurría esta importante calzada lo dibujaban innumerables playas, cerros de reducida envergadura, colinas costeras y pequeños valles en constante alternancia. La villae, que en su momento adquiriera Caius Valerius Avitus tras abandonar su ciudad natal en la Hispania Citerior quedaba ubicada, al igual que otras explotaciones agropecuarias próximas, a continuación del área funeraria. Concretamente entre las canteras de la Colonia y el arco honorífico que Licio Licinio Sura, antiguo praefectus de Colonia Celsa, dedicara en testamento al divo Augusto. Básicamente, la villa distaba de Tarraco tan sólo unas ocho millas de distancia.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Arco de Bará. Se trata de un monumento honorífico dedicado al emperador Augusto. Su construcción deriva del testamento de Lucio Licinio Sura sobre el año 13 a. C. y la inscripción que se conserva indica: «Ex testamento L(ucio) Licini(o) L(ucio) f(ilii) Serg(ia tribu) Surae consa[…]», marcando, de esta forma, los límites territoriales y terminando con las disputas entre las tribus de ilérgetes y cosetanos. Roda de Berà, Tarragona.

¿En qué piensas? – preguntó Faustina armonizando su voz con el suave sonido de la brisa marina.

En nada en particular, asuntos de poca importancia – respondió el dominus tras una breve pausa y sin retirar su mirada del mar infinito.

– ¿Andas preocupado? Si es así, no deberías de estarlo. Tienes motivos más que suficientes como para estar orgulloso por tu nuevo nombramiento, ¿no crees? – insistía su esposa mientras, con dulzura, acomodaba la cabeza en el pecho de su marido. – Además, tus funciones serán las mismas que en Augustóbriga, salvo que, en esta ocasión, se trata de una ciudad más grande. Estoy plenamente convencida que eres el notable más válido y mejor cualificado para el cargo; piensa que incluso el emperador ha sabido verlo. Recuerda que nos trasladamos a Tarraco por petición expresa de Antonino, dejando atrás esta villa que con tanta ilusión hemos acondicionado.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Cubicula con paredes estucadas y mosaico en estancias inferiores de la zona residencial. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

– Precisamente eso es lo que más me inquieta, que el traslado a la capital sea por decisión del propio emperador – concluyó Valerius Avitus admirando impasible las pequeñas olas romper en la plácida orilla.

En silencio, el dominus tomó entonces la mano de su mujer y, como en tantas ocasiones había disfrutado de su villa de recreo, la invitó a dar un placentero paseo bajo la noche estrellada. Tras ellos su fiel esclavo, responsable de la administración de la villae, no se alejaba de la pareja.

CAPITEL Y COLUMNA

Capitel de mármol de estilo corintizante y columna acanalada. Segunda mitad del siglo II d.C. Formarían parte de la galería porticada del piso superior de la zona residencia. Centro de Interpretación Villa romana dels Munts.

Faustina no era mujer de fáciles convencimientos, más aún cuando intuía que no estaba equivocaba. Conocía demasiado bien a su esposo y eran muchas las inquietudes que al nuevo duoviro de Tarraco le rondaban por la cabeza; tal vez este fuera el momento idóneo para exteriorizarlas. Cogidos de la mano recorrieron la galería porticada de la planta superior. Columnas y capiteles de estilo corintio lo engalanaban, al igual que sus paredes decoradas con pequeños mosaicos donde se representaban las imágenes de ciertas musas.

Alcanzaron las escaleras en el extremo del pasillo, las cuales descendían hasta el corredor cubierto del nivel inferior desde donde se accedían a las estancias nobles de la residencia. Este pasillo semienterrado, iluminado con troneras abiertas al jardín, protegía el suelo del antiguo corredor, ahora decorado con un mosaico policromo a todo su largo. Cuando el matrimonio adquirió la villa, tomó la decisión de llevar a cabo una gran restructuración en la pars urbana con idea de acrecentar aún más su nivel de representación social.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Escaleras con la que conectaba la planta superior con la inferior en la zona residencial. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

Las cubiculas, que en esta zona de la residencia se localizaban, disponían de cámara y antecámara; el corredor cubierto también comunicaba con los comedores y espacios de recepción. Las paredes y techos de estas salas fueron pintadas con motivos geométricos y florales; el dios Baco, por ejemplo, acompañado por un cortejo de Ménades formaba parte de la composición decorativa empleada en los techos de una de las estancias. El nuevo pasillo, junto a la decoración de las habitaciones, formaba parte de esta reestructuración planteada por el matrimonio.

Una de las habitaciones había perdido su función de dormitorio. Justo detrás de ella habían construido una cisterna que debía suministrar el agua de lluvia a una fuente decorada con la imagen recurrente del dios Océanos sobre un fondo marino, instalada en el frontal de la sala. Valerius Avitus y su esposa se detuvieron en esta parte del corredor para contemplar la obra inacabada. La construcción del criptopórtico y varias de las estancias anexas dejaron paralizada parte de la red de distribución hidráulica, un problema no replanteado en el momento de darse a conocer la noticvia del nombramiento. Marido y mujer suspiraron al unísono ante el deseo expreso de verlo terminado.

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Corredor cubierto o criptopórtico de acceso a las estancias del nivel inferior de la villa. Suelo pavimentado con mosaico y al fondo las escaleras para subir a la planta superior. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

Así llegaron hasta el gran jardín central situado a los pies de la zona residencial. Entonces, el propietario de la villae decidió agacharse para tomar en su mano un puñado de aquella tierra. No lo expresaba, pero se sentía orgulloso al comprobar cómo empezaban a dar sus primeros frutos las semillas que, procedentes de otras provincias romanas y adquiridas tiempo atrás en los mercados de la ciudad, fueron plantadas en el hortus que rodeaba su majestuosa residencia.

Pues, sinceramente, no te entiendo, mi amor quiso retomar el tema Faustina.Ahora, como nuevo duoviro de Tarraco, no cargarás con esos problemas que siempre complicaron tu ascenso en el ordo de la provincia. No sólo a la ciudad tendrás en tus manos, sino a toda la colonia tarraconense. Por encima de ti, y a los únicos que estarás obligado a rendir cuentas, serán al gobernador de la Hispania, y a Antonino, allá en Roma.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Una de las canalizaciones en los jardines de la residencia. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

Lo sé, Faustina. Los sé. contestó Valerius Avitus mientras se incorporaba dejando escapar entre sus dedos la fértil tierra de la campiña tarraconense. No quería dar una respuesta malsonante a su compañera, pero era preciso que ella empezara a comprender la gravedad del asunto. Mirándola fijamente a sus grandes ojos oscuros, sentenció: Pero las cosas no son tan simples como crees entender.

Después de meditarlo durante breves segundos, sintiendo que había transcurrido toda una eternidad, su marido buscó darle una explicación lo más convincente posible. – En la ciudad recelan por la repentina muerte de Cornelius Priscianus. En público, todos en Tarraco guardan silencio, pero en los corrillos que forman bajo el peristilo del foro se cree que tras el suicidio del antiguo gobernador hispano se encuentra la mano de Roma – confesó Valerius Avitus a su esposa sin saber, realmente, si ella llegaría a entender tal implicación.

PATIO INTERIOR

Patio interior a espaldas de la residencia. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

Pero Faustina, a priori, no pareció sorprenderle demasiado esta revelación; siempre había pensado que todo lo concerniente a la capital del Imperio era como un enorme ovillo de hilo, del que nunca sabías quién estaba tirando en el otro extremo – ¿Y tú qué crees? – preguntó con severa tranquilidad.

– Sinceramente, no lo sé – le confesó Valerius Avitus. – Existen sospechas que, como mínimo, me hacen dudar.

¿Sospechas? ¿Qué tipo de sospechas? – quiso saber Faustina.

Primero está el juicio celebrado en Roma contra el senador Tito Atilio Rufo Ticiano al poco de festejarse los ludi Taurei. Ha trascendido que su apresamiento y posterior condena a muerte tiene que ver con las conspiraciones que se estaban urdiendo contra Antonino y el intento por usurparle el poder. Se comenta que tras la muerte de este senador, su persona y recuerdo han sido sometidas a una damnatio memoriae. Por este motivo, nadie en Tarraco quiere hablar del asunto, todos recelan al tratarlo públicamente.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Zona industrial a espaldas de la zona residencial. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

¿Y la familia del senador?, ¿también ha sido condenada? volvió a inquirir su mujer.

Ya sabes cómo es Antonino de tolerante, siempre favoreciendo a los más jóvenes, a las mujeres…; suavizando las penas y negándose a cualquier tipo de tortura. En esta ocasión ha hecho todo lo posible por ayudar al hijo del conspirador.contestó Valerius Avitus mucho más sosegado, como el que, de repente, se siente liberado de una pesada carga.

Faustina no se daba por satisfecha con estas primeras declaraciones; necesitaba tener más conocimiento sobre el asunto, sobre todo por si debían atenerse a sus nuevas vidas en el futuro inmediato. En los exteriores de la vivienda, ella continuaba escrutando cada una de las revelaciones que le aportaba su marido. – Bien, Roma han condenado a un senador por su intento de conspirar contra el emperador, que, por cierto, no es el primero ni será el último. Pero aún no logro entender qué tiene que ver todo esto contigo y con tu ascenso.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Depósito de agua o aljibe conocido popularmente como “La Tartana” por la forma de la cisterna. Se sitúa junto a la zona industrial de la villae. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

Para derrocar al emperador, una conspiración nunca puede llevarse a cabo por una única persona; forzosamente tienen que existir más conjurados, hombres de confianza que apoyen el intento de usurpación. A pesar de prohibir personalmente Antonino que Rufo Ticiano fuera interrogado en relación a sus posibles cómplices, Priscianus, gobernador en Hispania Citerior, se quita la vida. En la Colonia se comenta que Priscianus también fue requerido ante el Senado para ser juzgado. No es ningún secreto las estrechas relaciones que mantenía este con muchos de los senadores y con Rufo Ticiano seguro. Además, al poco de conocerse la noticia de la muerte de Ticiano, Cornelius Priscianus decidió suicidarse.Valerius Avitus volvía a tomar la mano de su mujer sin dejar de mirarla, insinuándole su deseo de continuar con el paseo. Había mucho que tratar y la noche se presentaba intensa.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Aljibe de grandes dimensiones, con diferentes depósitos separados por paredes y arcadas, situados en la parte más alta de la villa, a espaldas de la zona residencial. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

La zona residencial comunicaba con las termas de la villae a través del ambulatio, unos espacios ajardinados con caminos porticados en algunos tramos y lujosas pérgolas en otros. Este fue el recorrido que retomó el matrimonio, a cierta distancia siempre su esclavo. Fuentes brotando agua y bellas esculturas decoraban un paisaje propicio para la meditación y el disfrute de la naturaleza. A sus espaldas y de cara al mar, la gran vivienda construida sobre una colina. Detrás de ella, ocultos a primera vista, la pars rustica, espacios donde se encontraban las estancias de los esclavos dedicados a las tareas de siembra y recolección, los aljibes, almacenes, cuadras, corrales, aperos y demás estructuras necesarias para la explotación agropecuaria de la villa, la cual quedaba inmersa entre campos dedicados al cultivo del cereal, olivos y viñas. Una bifurcación conducía al mitreo y a un amplio triclinium de verano abierto a los jardines, pero la pareja decidió continuar su paseo dirección sur hasta alcanzar las instalaciones termales.

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Ambulatio que conectaba la zona residencial con las termas superiores. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

También está la llegada del legado Venuleius Apronianus, nuevo gobernador nombrado directamente por el emperador para sustituir al difunto Priscianus. – retomó la conversación su marido. – Con él, un tal Atimetus, liberto personal de Antonino desembarcó en el puerto de Tarraco como nuevo responsable del archivo provincial. ¿No lo ves, querida? Roma ha enviado gente de su mayor confianza para controlar lo que está sucediendo en esta parte del Imperio, aunque, oficialmente, el emperador haya prohibido cualquier tipo de investigación.

Si el intento de usurpación ha existido y, gracias a los dioses, ha podido evitarse a tiempo, entiendo que, todas las cautelas que puedan adoptarse para evitar situaciones parecidas estén dentro de la lógica y la normalidad. Y si este es el motivo por el que tanto te preocupas a la hora de iniciar tu nuevo cargo, no debería de ser ningún obstáculo. Caius, tu eres un hombre justo, comprometido con tus responsabilidades y muy bien preparado para que se sospeche de tu persona. – quiso tranquilizarle su mujer utilizando ese tono de voz, dulce y alentador, con el que siempre le hablaba cuando se mostraba irritado o frustrado.

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Vista general de las termas superiores, con la natatio descubierta en el centro. Tepidarium y sudatorium al fondo. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

– Ese es el problema, querida. Que soy un completo desconocido dentro de la administración pública de Tarraco, por no decirte del resto de la provincia. Venimos de una pequeña ciudad, Augustobriga. Allí los negocios siempre han ido bien y las empresas que he emprendido han resultado fructíferas.Y sin esperar a que su mujer siguiera insistiendo en su línea de preguntas, Valerius Avitus mostró todas las cartas sobre la mesa. – He contribuido en aquellas obras públicas de la ciudad que he estimado necesarias y oportunas, he invertido en todo tipo de ornamentos y mejoras edilicias. Incluso me he hecho cargo de los últimos ludis sin tener en cuenta los altos precios impuestos por los lanistae sólo por suministrar gladiadores a los festejos, por cierto muy superiores a los fijados por Ley. He gastado una verdadera fortuna desde mi llegada a Tarraco, tal y como se me había aconsejado, y, aun así, soy un completo desconocido que, como adlecti, lo único que inspiro es recelo y desconfianza en el seno del ordo decurionum y en el resto de magistrados.

Al propietario de la villa se le notaba nervioso, tal vez más que en todo el desarrollo de la conversación. No cesaba de juguetear inconscientemente con el anulus signatorius de bronce que portaba en su dedo anular de la mano derecha, anillo con el que siempre sellaba los documentos relacionados con sus negocios en Augustóbriga. Tal vez lo hiciera como forma de aferrarse a su pasado más reciente, momento de su vida que él sentía controlar y no este mar de dudas al que se enfrentaba y en el que se había convertido el nombramiento.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Vista general del interior de las termas superiores. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

La pareja había alcanzado los baños principales de la villa, unas instalaciones próximas a la residencia. En las inmediaciones del frigidarium, esculturas de Esculapio, Higea y Eros eran testigo de lo que allí se confesaba. La parada en este punto no había sido fruto de la casualidad, los baños de agua fría aún seguían sin funcionar debido al mismo problema de distribución no resuelto en las cisternas traseras a la villa. El caudal que debía proporcionar agua a la fuente de la residencia, también tendría que hacerlo al frigidarium a través de los conductos subterráneos adecuados bajo el jardín. Aquella noche el ninfeum no era más que un mero monumento carente de vida.

ESCULAPIO

Esculapio. Mediados del siglo II d.C. Hallado en una piscina del frigidarium. Museo Arqueológico Nacional de Tarragona.

– Entiendo tu preocupaciónvolvió a insistir Faustina a la vez que acariciaba el rostro de su marido. – Aunque considero que el resto de candidatos a duoviri también podrían haber hecho frente a esos pagos si de verdad anhelaban una promoción. No veo entonces dónde está tu preocupación.

– Faustina, el problema está en esa maldita Italica adlectio del divus Traianus, apoyada en sucesión por Adrianus y, posteriormente, por Antonino. A los ciudadanos hispanos se nos permite alcanzar un banco en el Senado, allá en Roma. Para convertirnos en candidato con plenas garantías, previamente estamos obligados a invertir un tercio de nuestras riquezas en la capital del Imperio o en las tierras de su entorno. Esta ley lo único que ha provocado es que las familias hispanas más poderosas no les sea de interés invertir en una carrera política aquí, en Hispania. Por otro lado, los magistrados del municipio o no pueden, o dicen no poder hacer frente a las cargas impositivas tan pesadas que supone la política colonial de las capitales y se ven incapaces de asumir los enormes gastos. Valerius Avitus agarró fuertemente las manos de su mujer y la miró intensamente, como buscando transmitirle toda su sinceridad. – Date cuenta hasta que punto ha llegado la situación. Cuando Adriano decidió celebrar una asamblea extraordinaria en Tarraco, reuniendo en ella a la élite de las tres provincias, todos se burlaron de él al proponerles una solicitud para nuevas levas militares.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Antinoo. Siglo II d.C. Joven esclavo bitinio del emperador Adriano, quien lo elevó a la categoría de divinidad a raíz de su muerte. Formando parte de la decoración escultórica en la Villa romana dels Munts. Museo Arqueológico Nacional de Tarragona.

– Pero el desinterés de las grandes familias por ocupar un cargo público en Tarraco no es lo peor de todo. Lo peor ha sido, y parece que nadie se ha percatado de ello, que la conspiración de Rufio Ticiano vino motivada como consecuencia del cambio de sucesión al trono establecida por Adriano. Lucio Vero debía de contraer matrimonio con Annia Faustina, la hija de Antonino; él era quien debía suceder a Antonino tras su muerte. Ahora es Marco Aurelio, casado con Annia Faustina, el elegido para sustituirlo. Con él, la summa honoraria tan impopular entre las grandes familias tiene asegurada su continuidad. Si Cornelius Priscianus, como así parece, fuese uno de los conjurados que apoyaron a Rufo Ticiano, muy probablemente, las grandes familias de Tarraco también le habrían brindado su apoyo. Querida, ya no resulta atractiva una carrera política municipal para las grandes fortunas locales, rechazan ocupar las magistraturas urbanas en su deseo de convertirse en miembros del Senado romano. Y los aspirantes a magistrados reniegan hacerse cargo de los costosos actos y festejos de la ciudad.

Vista general del interior de las termas superiores. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

– ¿Tú lo crees de verdad?le preguntó Faustina curiosa por la opinión de su marido.

– ¿Qué si lo creo? Se sabe que el emperador es consciente del problema. Por este motivo, para hacer frente a las munera su apuesta se centra en las fortunas de nuevos candidatos que procedemos de ciudades más modestas y alejadas de toda influencia política que emane de las capitales provinciales.

– ¿Procedemos?, ¿has dicho procedemos? interpeló su esposa un tanto molesta. – ¿Crees que nosotros, por proceder de Augustóbriga, nos encontramos en esta situación?

El tono de ella había cambiado con respecto al de momentos anteriores. Valerius Avitus notaba cómo su mujer empezaba a ser consciente de la realidad. Parecía irritada, molesta, un estado de ánimo que él tampoco deseaba. Tal vez lo mejor fuera salir de aquellas instalaciones donde se palpaba el deseo inalcanzado por dar satisfacción al sueño por rehabilitar aquella villa. Esa noche su propietario había llegado a la conclusión que las obras pendientes tendrían que esperar. En esa cuestión pensaba cuando su mujer lo sorprendió mirando hacia la playa desde la planta superior de la residencia. – Tranquilízate, querida. Bajemos a la orilla y te sigo explicando.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Vista trasera de las termas superiores. Villa romana dels Munts. Altafulla, Tarragona.

Faustina no puso objeción a la propuesta de su marido. En esa zona de la villae, el propio Mediterráneo ejercía de espacio natatorio de un frigidarium natural y la arena de la playa, de palestra para la realización de deportes y ejercicios físicos. Era un lugar de calma.

– Antes de la elección de duoviro se realizó la del nuevo flamen provincial. Valerius Capellianus, otro miembro de la gens Valerii, magistrado de Damanium en las proximidades de Pompaelo antes de haber promocionado a Caesaraugusta y…

– No sé, Caius, pero todavía hay algo que no termino de entender de toda esta historia.le interrumpió su mujer. – Si me dices que tu persona sólo inspira recelo y desconfianza en el ordo decurionum, ¿cómo es que se han decantado por tu elección?

– Muy sencillo. – le contestó mientras descendían por los senderos que conectaban con la orilla de la playa. – Porque la decisión final no fue tomada en la Curia de Tarraco, sino en el Concilium Provinciae, en presencia del legado Venuleius Apronianus y del resto de embajadores llegados de Roma. La Citerior es propiedad del emperador y en esta asamblea, junto al nuevo flamen provincial, se reunieron con los representantes de cada uno de los candidatos. Tomada la decisión, regresaron a Roma y, entiendo que el legado, expondría sus recomendaciones a Antonino. El resto ya lo conoces, el emperador dio orden de mi traslado a la Colonia.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Termas en la playa de Altafulla y dependientes de la villa. Cala Canyadell, Tarragona.

– ¿Representantes? ¿Te refieres a representantes de cada familia? ¿Crees que Valeria tiene algo que ver en todo esto?volvió a preguntar nerviosa Faustina.

– ¿Valeria Firmina?, ¿mi madre? Realmente, no estoy seguro, pero tampoco me extrañaría. No ha querido comentarme nada, pero, antes de que yo se lo anunciase, tenía encargada una estatua para celebrar mi promoción. Como bien sabes, los Valerii estamos bien representados en Tarraco y mi madre siempre ha tenido fuertes pretensiones por formar parte de la aristocracia; ella nunca lo ha ocultado. Aunque también Quintius Flaccus y Valeria Verana tendrían intereses y su capacidad de influencia en la ciudad sabemos que es grande, sobre todo dentro de los límites del foro provincial.

Faustina se echó sobre los brazos de su marido con amagos de romper a llorar, se sentía insignificante bajo un entorno que la superaba. Su alegría se había desvanecido aquella noche como lo hace la espuma de mar al contactar con la fina arena de la playa. Toda perspectiva había cambiado en unas horas y por primera vez se sentía insegura de ese futuro tan prometedor y que tanto había deseado. Tarraco era grande, sí, pero Roma y las gentes de poder que la formaban llegaban a cualquiera de sus rincones. Nada era fruto del esfuerzo o el azar, sólo eran simples marionetas en un océano de intereses cruzados.

Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco

Termas en la playa de Altafulla y dependientes de la villa. Cala Canyadell, Tarragona.

Abrazando a su mujer, Valerius Avitus hizo un gesto con la cabeza para que el esclavo se aproximara. Siempre había estado junto a ellos, respetando las distancias y a la espera de recibir las indicaciones que su amo retrasó cuando su mujer subió a verlo esa noche.

OCEANO

Pintura mural del dios Océano bajo paisaje marino procedente de fuente. Inscripción: “Cisterna construida por orden de nuestros (señores) Avito y Faustina de 13 pies de ancho, 17 de largo y 10 de alto; 2125 medidas de capacidad”. Centro de Interpretación Villa romana dels Munts.

Con suma delicadeza se separó de ella; ésta asintió en silencio. El propietario de la villa se desprendió, entonces, del anulus signatorius de bronce para entregárselo a su esclavo. – Toma, guárdalo en un lugar seguro. Creo que no hará falta durante algún tiempo. – le indicó. – Pero antes que te retires, quiero darte una última instrucción. Estaremos fuera durante un largo periodo, no sabemos cuánto. Por este motivo, y bajo nuestro nombre, te hago responsable para que la conducción de agua hasta la fuente y el frigidarium quede debidamente asegurada. Esta obra es muy importante para nosotros, representa todo un sueño. También lo es que en ella, y bien visible, quede constancia de nuestra intención por dejarla terminada.

Valerius Avitus se integrará en la sociedad tarraconense y asumirá en ella la máxima responsabilidad ciudadana, convirtiéndose en garante del orden y autoridad imperial en la segunda mitad del siglo II d.C. Como nuevo duoviro de Tarraco y a instancias del emperador Antonino Pío, tuvo que abandonar primero su ciudad Augustóbriga y, posteriormente, la villa romana dels Munts para trasladarse a la capital provincial, tal y como dictaban las leyes. Desde entonces, la villae dejará de ser vivienda principal del matrimonio en la Colonia para convertirse en segunda residencia.

Nota:

Esta historia es completamente ficticia, basada en la hipótesis argumentada sobre las relaciones que pudieron existir entre el nombramiento de Caius Valerius Avitus como douviro de Tarraco y el intento de usurpación al trono que sufrió Antonino Pío bajo su mandato.

Bibliografía:

  • Cartelería del Centro de Interpretación de la Villa Romana dels Munts.
  • Viaje a la Villa Romana dels Munts.
  • Complejos termales en las villae tardorromanas del Camp de Tarragona (Lluís Piñol Masgoret y Jordi López Vilar)
  • La vil·la romana dels Munts (Altafulla, Tarragonès) i Tarraco (Francesc Tarrats Bou, Josep Anton Remolà Valleverdú, Jacinto Sánchez Gil de Montes)
  • El signaculum de Caius Valerius Avitus, duoviro de Tarraco y propietario de la villa de Els Munts (Altafulla) (Joaquín Ruiz de Arbulo)
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