La actividad bancaria de la Caixa, gestionada a través de CaixaBank, ha sufrido en 2011 si vemos como se han estrechado sus márgenes. Así, el volumen total del negocio del banco en 2011 fue de 427.252 millones (-0,2% frente a 2010), con unos activos totales de 270.425 millones (-1%).
Empero un aumento del 10,6% de los ingresos financieros, los gastos crecieron un 27,8% por lo que el margen de intereses descendió un 7,3%. A pesar del incremento en un 25,2% de los dividendos recibidos por las participadas (como Telefónica o Repsol) y un 11,1% de las comisiones netas recibidas, el margen bruto bajó un 1,7%. Por su lado, y gracias a una estricta práctica en la contención de los gastos de explotación (-4%) este último margen pudo ser ligeramente positivo (+0,9%).
La necesidad de incrementar las dotaciones por una ampliación de las pérdidas, al deteriorarse el valor de una serie de activos (inmobiliarios en su mayor parte), hizo descender los resultados que, gracias a casi doblar los ingresos provenientes de operaciones extraordinarias (fundamentalmente la venta del 50% de Adeslas) ha permitido a CaixaBank mostrar un beneficio neto de 1.053 millones, un 13,1% inferior al de 2010.
La situación es preocupante ya que a pesar de haberse incrementado los ingresos de las participadas en casi 200 millones y los beneficios extraordinarios en más de 400 millones, el beneficio desciende.
Si CaixaBank no hubiera disfrutado de esos ingresos (913 millones de las participadas y 907 millones de extraordinarios) la entidad hubiera perdido 867 millones. El agravamiento se constata al realizar idéntica operación sobre las cuentas de 2010. En aquella ocasión la actividad ordinaria acabó prácticamente en break even mientras que en 2011 afloran pérdidas importantes.
Mayor solvencia
Sobre la dificultad del pasado ejercicio hablan las dotaciones que CaixaBank ha tenido que realizar cifrados en 2.413 millones y otros saneamientos extraordinarios por 706 millones. Bien es verdad que el especial diseño de la entidad ha permitido que, a pesar de estas ingentes dotaciones, no se haya tenido que tocar aún el fondo genérico que permanece en los 1.835 millones.
La Caixa ya cumple a día de hoy con los requisitos que la EBA (Autoridad Bancaria Europea) demandará a los bancos sistémicos a mediados de año. Un core capital (bajo normativa Basilea II) del 12,5%, 3,6 puntos más del que tenía en diciembre de 2010. Por otro lado, ha aumentado en 1.310 millones de euros el nivel de liquidez, hasta los 20.948 millones, entre los más altos del sistema financiero español.
La morosidad en 2011 fue del 4,9% mientras que en 2010 era del 3,65%. De todas formas sesniblemente inferior a la media de sector bancario español en noviembre de 2011 que alcanzaba el 7,51%.
El ladrillo sigue penalizando
La principal losa de la banca española y de CaixaBank sigue siendo su exposición al sector inmobiliario que penaliza, año tras año, sus resultados por las necesidades de provisión de los fallidos.
Los activos inmobiliarios en balance, concentrados en Building Center, en 2011, ascendían a 1.140 millones de euros. Están provisionados con una cobertura del 36%. El suelo, que supone un 14% de esta cartera, está cubierto ya al 62%.
Fainé estima que el precio de las viviendas debe caer hasta el 50% de su valor de tasación, precio en el cual se encuentra ya comprador. En el caso del suelo cree que debe descender hasta el 35% de su precio inicial.
CaixaBank deberá continuar provisionando en 2012 según este esquema, sobre todo inmuebles procedentes de promotores, aunque cuenta con la mejor cobertura de todo el sistema bancario español.
Revista Economía
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