Revista Comunicación

Caja Madrid, historia de una estafa

Publicado el 03 octubre 2014 por Elchesemueve Alberto Díaz Calatayud @Elchesemueve
Caja Madrid, historia de una estafa

Caja Madrid es el claro ejemplo de una forma de proceder en la Banca Española, esa que ha sido rescatada con dinero público y a la que no se le ha pedido ninguna contraprestación. La cúpula de esta entidad bancaria, con Miguel Blesa a la cabeza -recordemos, el juez Silva fue apartado de la carrera judicial por osar meter en la cárcel a este sujeto-, ha vivido muy por encima de sus posibilidades con la aquiescencia de los gobernantes, sean de un color u otro. Lo último que hemos sabido es el escándalo de las tarjetas de crédito en negro, donde cargaron a la entidad más de 15 millones de euros, desglosados, fundamentalmente, en juergas de todo tipo. Y no se libra nadie, ya que José Antonio Moral Santín, de Izquierda Unida, tiene en su cuenta de gastos de estas tarjetas 456.000 euros a título personal. He dicho bien, Izquierda Unida.

Estas tarjetas fueron otorgadas a los directivos de Caja Madrid, quienes tenían además un sueldo medio de 2.5 millones de euros, a los que hay que añadir los gastos de representación. El escándalo es de proporciones bíblicas, pues entre estos directivos figuran los nombrados por -como hemos dicho antes- Izquierda Unida, PSOE, PP y -ojo al dato- los Sindicatos CCOO y UGT. Para más inri, estos consejeros siguieron utilizando estas tarjetas meses después de cesar en sus cargos.

En el otro extremo de la balanza encontramos a miles y miles de familias estafadas con las famosas preferentes, un claro ejemplo de ingeniería financiera cuyo fin principal era desposeer de sus ahorros a los clientes y que, años después, aún están esperando una resolución judicial al respecto, que sería el primer paso, ya que devolver el dinero es otra cuestión que llevará tiempo. Mientras estos ciudadanos esperan una solución, muchos de ellos ya han sufrido -o están sufriendo- las consecuencias de haberse arruinado, con la exclusión social como primera consecuencia. Sí, son los nuevos pobres que han llegado a este extremo después de trabajar toda la vida y disponer de unos ahorros bien ganados. Pero se toparon con un banco sin escrúpulos -¿hay alguno que los tenga?- que les robó la cartera, además con arrogancia y sin miramiento alguno.

La historia es bien conocida, el Gobierno de turno, sea rojo, azul o verde, decidió rescatar a las entidades financieras, empezando por Caja Madrid con la friolera de 4.465 millones de euros de dinero público, en 2011. Para entendernos, una deuda privada era convertida, por obra y gracia de los políticos y sus leyes, en una deuda pública, esa que pagamos entre todos los ciudadanos con nuestros impuestos, a base de recortes en prestaciones sociales, fundamentalmente Educación, Sanidad y Pensiones. Lejos de tener remordimientos por ello, estos directivos, al amparo de las leyes que ellos mismos aprobaban en el Congreso, decidieron que la vida es bella y ¡qué cojones!, invita el pueblo que nos vota. En el siguiente enlace en el Diario Público podemos consultar los gastos anuales de estos representantes. Podemos observar el nombre y afiliación política de cada uno de ellos, con las cantidades gastadas y los conceptos.

Como se podrá observar, están todos representados, partidos políticos y sindicatos. Incluso Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE, fue Consejero de la Asamblea de Caja Madrid cuando la dirigía el ínclito Miguel Blesa. De hecho, ha tenido que salir a la palestra y pedir perdón a los ciudadanos, tal y como podemos leer en este artículo del Diario Público. Como siempre, nuestros políticos creen que, después de cometer la tropelía basta con pedir disculpas, pero Pedro Sánchez olvida en su biografía oficial incluir su pasado en Caja Madrid, de la que formó parte entre 2004 y 2009. Un detalle sin importancia. Luego se quejarán de forma demagógica de que Pablo Iglesias se refiera a ellos como CASTA, pero vaya, en mi opinión el líder de Podemos es bastante generoso con el apelativo.

Ahora, y como viene siendo habitual, habrá que dejar trabajar a la Justicia y ya sabemos la velocidad de vértigo que suele imponer en este tipo de casos, a saber, unos cuantos años y, con suerte, esto se habrá olvidado hasta que otro escándalo solape al mismo. Este asunto coincide en el tiempo con la presentación, por parte del Gobierno, de los Presupuestos Generales del Estado 2014, donde, como no podía ser de otra forma, siguen incluyendo recortes en prestaciones sociales y donde la mayor partida 27.000 millones de euros, está destinada al pago de los intereses de la deduda. Ojo, solo intereses, no deuda neta, esa deuda privada convertida en pública por estos mismos que se gastaban el dinero en juergas. Y menos mal que disponemos del Banco de España, que a su vez tiene responsables que, según la teoría, velan porque las entidades financieras adopten prácticas honestas y transparentes. Pues se han lucido.

Miren ustedes, hay que auditar a España entera, a los bancos, instituciones y dirigentes políticos, separar lo que es público de lo privado y llevar ante los tribunales a todo aquel que se haya aprovechado de su cargo, sin excepciones, por acción u omisión. Esto incluye a casi la totalidad de los parlamenterios, consejeros de cajas de ahorro, sindicatos y un largo etcétera. Caiga quien caiga, aunque haya que empezar de cero y llenar las cárceles de políticos y dirigentes, porque esto ya cansa mucho.


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