Ana Botella, la alcaldesa de Madrid, acaba de nombrar a seis militantes del PP que perdieron elecciones consejeros en las asambleas de las tres cajas de ahorro vascas en las que pueden ejercer representación política.
Y vuelve a repetirse la causa del hundimiento de la mayoría de las Cajas españolas: políticos nombrados para cargos de control de las cajas por otros políticos amparándose en que esas instituciones tienen sucursales, en este caso en Madrid, cuyos clientes deben estar representados en sus asambleas.
En el caso de las Cajas vascas, los ochenta miembros de cada una de esas asambleas nombrará a nueve componentes del consejo para la Kutxabank; la de Kutxa nombrará a otros cuatro, y la de Vital a dos.
Se mantiene así la organización de las cajas, cuyo organismo “democrático”, la Asamblea, está formada por impositores, organizaciones locales, diputaciones, sindicatos y ayuntamientos donde hay sucursales, como es el caso madrileño.
Sabemos que el hundimiento de la mayoría de las Cajas de Ahorros españolas se debe a que esas manadas de políticos de todos los partidos, incluyendo los nacionalistas en las comunidades históricas, tomaron su control y las manipularon para favorecer a sus conmilitones, familiares y a sus propios bolsillos.
Además, dilapidaron los fondos de todos en inversiones enloquecidas, créditos y favores a corruptos, cobraron comisiones y se exhibieron como nuevos ricos.
Los políticos convirtieron a aquellas Cajas tan solventes, nacidas de los montes de piedad, pozos ruinosos que debemos llenar, o que se malvenderán tras haberlas saneado también nosotros.
Ante estos nombramientos del PP, sus rivales del PSOE e IU, como hará el PNV, se han abstenido y piden silencio: hoy por ti, mañana por mí, todos esperan seguir repartiéndose puestos similares para conservar sus cajas de mamandurrias.
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