Cajón Deportivo…por César del Campo de Acuña
Aficionados al deporte, sean bienvenidos una vez más a Cajón Deportivo, la sección dedicada a recordar a todos aquellos ídolos del deporte que han caído, más o menos, en el olvido. Hoy les voy a hablar del triste protagonista de uno de los combates más sucios de la historia del boxeo.
¿De quién hablamos?: de William Ray “Billy” Collins Jr., un exboxeador estadounidense nacido el 21 de septiembre de 1961 en Nashville, Tennessee. Falleció a los 22 años de edad tras suicidarse el 6 de marzo de 1984 en Antioch, Tennessee.
¿Por qué le recordamos?: Los aficionados al deporte en general y al boxeo en particular le recuerdan, tristemente, por la pelea que le enfrento a Luis Resto el 16 de junio de 1983 en el Madison Square Garden de Nueva York y que termino acabando con su prometedora carrera y pocos meses después con su vida.
¿Qué fue de él?: Como ya he mencionado, Irish Billy Collins Jr. se suicidó 9 meses después del combate que le costó una, presumiblemente, brillante carrera en el mundo del boxeo. Sus familiares y amigos aseguran que se quitó la vida al no poder superar psicológicamente el hecho de haber perdido en una noche su sueño y su sustento.
¿Sabías que…?: Creció en el seno de una familia extremadamente pobre de ascendencia irlandesa (de ahí su apodo) en Antioch, Tennessee. Su padre, Billy Collins Sr., fue su preparador.
Billy Collins Sr. fue boxeador durante los años 50 y 60. Llego a pelear en Italia, Argentina, Suráfrica y, evidentemente, en los Estados Unidos. Llego a disputar un combate contra el campeón del mundo Curtis Cokes (de hecho fue su ultimo combate).
A pesar de los pocos medios de los que disponía la familia Collins, el cabeza de familia vio algo en su hijo pequeño. Billy tenía ese algo que les podría sacar de la pobreza con un gancho. Idolatrando a su padre entreno todo lo que pudo y más a pesar uno de los pocos proyectos de boxeador blanco que había en su zona.
No tardo en subir al cuadrilátero como amateur y el record que obtuvo solo puede ser considerado como impresionante. Irish Billy Collins Jr. logro un record como amateur de 109 victorias por tan solo 9 derrotas.
Salto al profesionalismo el 2 de diciembre de 1981. Por aquel entonces ya era una suerte de celebridad en su estado natal. El joven púgil de origen irlandés se embarcó en una racha de 14 victorias consecutivas saliendo victorioso de 11 de ellas por la vía del KO. Quizás su mejor arma, la cual hacia enloquecer a los aficionados al boxeo, es que jamás retoce día en el cuadrilátero. Encajaba y golpeaba sin dar un paso atrás.
Una vez se hizo profesional no tardo en llamar la atención de la promotora Top Rank de Bob Arum. Top Rank, por si no lo saben es una de las grandes promotoras del entorno pugilístico y ha llevado la carrera de boxeadores como José Luis Castillo, Tommy Morrison y Manny Pacquiao entre muchos otros. Al respecto de Billy Collins, Bob Arum dijo que se trataba de un chico que lo tenía todo; tenía buen aspecto, los movimientos, el coraje y pegaba como una mula. Si lograban hacer carrera con él la promotora ganaría una fortuna.
Collins y su entorno buscaban un púgil veterano y buen cartel pero accesible para el joven para que le ayudara a subir en los rankings que le permitieran optar a cruzar guantes con el Campeón Mundial de su división. Encontraron en la figura de Luis Resto ese boxeador. Resto, nacido en Puerto Rico a sus 28 años de edad, por aquel entonces, se había convertido en un fajador excelente (record de 20 victorias, 8 derrotas y 2 empates) para nuevas promesas que estaba viviendo una segunda juventud gracias al entrenamiento que recibía de Carlos “Panama” Lewis, uno de los mejores preparadores de su tiempo.
A pesar de ser uno de los mejores entrenadores/preparadores de su tiempo Panama Lewis ya había recibido atención mediática negativa por, supuestamente, haber metido estimulantes en una de las botellas de agua del combate que enfrento a Aaron Pryor contra Alexis Argüello el 12 de noviembre de 1982. Las cámaras de la HBO cazaron a Lewis gritando a uno de sus asistentes (estaba en la esquina de Pryor): “Not that bottle, the one I mixed.” Pryor, milagrosamente, tras ese descanso entre asaltos, se recuperó y logro derrota a Argüello por TKO.
A pesar de las suspicacias que levantaba la controvertida figura de Panama Lewis las dos partes firmaron. Los púgiles se enfrentarían en el undercard del combate que enfrentaría a Roberto Duran contra Davey Moore. Todo el mundo esperaba una victoria fácil para Collins pero en el marco de un combate interesante que le hiciera crecer ante los ojos del público y subir en el ranking de la categoría.
Desafortunadamente para Collins no fue así. El púgil de origen irlandés recibió la paliza de su vida. No se rindió y permaneció en pie durante los 10 asaltos que duro el combate. Resto empezó a inclinar la balanza a su favor a partir del tercero cuando sus golpes al rostro de su oponente comenzaron a desfigurarla. Nadie podía creer lo que estaban viendo. Resto nunca había sido un gran pegador (de sus 20 victorias solo 8 llegaron por la vía del KO) y estaba destruyendo a Collins. Una vez la pelea termino Resto fue declarado vencedor por decisión unánime. Collins tenía la cara totalmente deformada.
Cuando Resto se acercó a la esquina de Collins para felicitarle por el combate Billy Collins Sr. Noto algo raro en los guantes del púgil boricua. El progenitor y entrenador de Collins apretó los guantes y Resto, el cual no paraba de mirar a su esquina, hizo un inequívoco gesto de dolor. Collins Sr. empezó a llamar la atención de las autoridades y Panama Lewis comenzó a gritar: “son los guantes que nos dieron, son los guantes que nos dieron”. Poco después, en los vestuarios se comprobó que a los guantes de Resto le habían quitado el relleno. Se había pasado los 10 asaltos pegando, prácticamente, con la mano descubierta a su rival. Por si esto fuera poco, muchos años más tarde Luis Resto confeso en el documental Assault in the Ring de la HBO que le habían puesto yeso en las vendas que cubrían sus guantes y que durante uno de los asaltos le dieron de beber algo que hizo que se le abrieran los pulmones.
El resultado de aquella pelea (el cual desarrollare en un futuro artículo dedicado a Luis Resto) no fue favorable para ninguno de los implicados. Resto termino en prisión durante dos años y medio y fue sancionado de por vida. Lewis pasó tres años en prisión y recibió una sanción similar pero al ser preparador podría seguir entrenando boxeadores aunque no les acompañara en la esquina durante los combates. Lewis sigue declarándose inocente y se siguió ganando la vida con el boxeo mientras que Resto prácticamente se convirtió en un sin techo.
Evidentemente la peor parte se la llevo Billy Collins Jr. Tras el combate se le diagnosticó un trauma irreversible en el iris, lo cual le causaba una visión borrosa permanente en uno de sus ojos. Se le prohibió boxear. Aquello le hizo sumirse en una depresión que termino ahogada en litros de alcohol (según su padre nunca había bebido hasta ese momento). Sin saber muy bien qué hacer con su vida dado a que llevaba boxeando desde antes de cumplir los 13 años de edad, se puso a trabajar de pintor pero no tardo en perder el empleo ya que la compañía no podía permitirse tener a un empleado con problemas de visión sobre un andamio. En una de sus borracheras pego a su mujer y esta (tan solo tenía 18 años) se marchó con la hija de ambos a casa de sus padres. En la noche del 6 de marzo de 1984 se salía de la carretera y fallecía. Su padre, con el que había tenido una acalorada discusión horas antes del suceso, dijo que, independientemente de lo que dijeran los análisis toxicológicos (los cuales demostraron que Billy estaba bebido), su hijo no había tenido un accidente, había decidido suicidarse.
Para finalizar debo señalar que, a pesar del dolor que la familia Collins tuvo que sufrir por toda aquella cadena de acontecimientos, Billy Collins Sr. se comportó de manera moralmente reprobable al intentar sacar todo el dinero que pudo con demandas millonarias a todos los implicados en el suceso. Todas las demandas que interpuso (contra Lewis, Resto, Top Rank, La Comisión Atlética del Estado de Nueva York y la marca Everlast) fueron desestimadas. Movido por el dolor o por la codicia, todo aquel circo legal jugo en su contra ya que de padre desamparado paso, a ojos de la opinión pública, a ave de rapiña en cuestión de meses.
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