Cajón Deportivo…por César del Campo de Acuña
Aficionados al deporte, sean bienvenidos una vez más a Cajón Deportivo, la sección dedicada a recordar a todos aquellos ídolos del deporte que han caído, más o menos, en el olvido. Hoy les voy a hablar de otro de esos boxeadores que pasaron a la historia.
¿De quién hablamos?: de Giacobbe La Motta, Jake LaMotta, un boxeador estadounidense de origen italiano nacido el 10 de julio de 1921 en el Bronx, Nueva York.
¿Por qué le recordamos?: Los aficionados al boxeo le recuerdan fundamentalmente por sus apasionantes peleas contra Sugar Ray Robinson y por llegar a ser Campeón Mundial del Peso Medio. En la cultura popular es muy conocido gracias a la fantástica interpretación que hizo Robert DeNiro de el en la sensacional película de Martin Scorsese, Toro Salvaje (1980).
¿Qué fue de él?: Se retiró definitivamente del boxeo en 1954. Durante los años posteriores a su retirada fue propietario de un club nocturno llamado Jake´s LaMotta, fue humorista durante un tiempo, paso algún tiempo en la cárcel por presentar a hombres adultos a menores en Miami, apareció en 13 películas (aunque en IMDB tiene 17 acreditaciones como actor), regento un bar y escribió su propia biografía la cual luego sería llevada al cine por Scorsese.
¿Sabías Que…?: la infancia de Jake LaMotta, como la de muchos otros púgiles, no fue nada fácil. Se crio en el durísimo barrio del Bronx y allí recibía palizas prácticamente a diario por parte de los otros chicos del barrio (era un niño bajito, flaco y debilucho). La cosa cambio cuando su progenitor (siciliano, para más señas) le dio un picahielos para que se defendiera unido a una frase: “o aprendes a defenderte, o terminaran matándote”. A media que comenzó a usar el arma punzante, los chicos dejaron de meterse con él, pero él nunca dejo de meterse en problemas, de hecho, en uno de sus atracos de ratero callejero acabo matando a golpes (con una barra de hierro) a un librero llamado Harry Gordon. La noticia le causó gran impacto, pero en lugar de enmendar sus actos siguió por el mismo camino. Finalmente es detenido a los 16 años en uno de sus robos y encerrado en un reformatorio.
Aunque tenía cierta destreza por lo bien que se desenvolvía en las diferentes peleas callejeras en las que había tomado parte, no comenzó a boxear hasta los 18 años, cuando salió del reformatorio y volvió al barrio con el objetivo de redimirse. Su preparación comenzó en el gimnasio de Mike Capriano. En poco tiempo (marzo de 1941 a agosto del mismo año) demuestra tener aptitudes para el boxeo tras 15 combates de los cuales gano 14 y terminando uno de ellos en empate. Sus primeras peleas le vieron fajarse entre el peso medio y el peso semipesado. Por su rabia, su dureza, su estilo y por su boxeo casi suicida se le empezó a llamar “El Toro del Bronx”.
Cuando supero los 30 combates profesionales (con un record de 27 victorias, 4 derrotas y 2 empates) le llego su primera gran oportunidad: se enfrentaría a Sugar Ray Robinson el 2 de octubre de 1942 en el debut de Robinson en la categoría de los pesos medios. Ganó Robinson, pero a todo el mundo sorprendió como el púgil del Bronx tumbo a Sugar Ray en el primero. Se volverían a enfrentar el 5 de febrero de 1943. En aquel combate se vivió uno de los mejores asaltos de la historia del boxeo (el octavo) y en aquel combate Sugar Ray Robinson sufrió su primera derrota profesional, ya que LaMotta se hizo con la victoria por decisión unánime tras 10 durísimos asaltos. LaMotta y Robinson volverían a enfrentarse hasta en cuatro ocasiones más (la siguiente apenas 21 días después de la primera derrota de Sugar Ray) ganado todas ellas Robinson.
El carácter de LaMotta y la dureza de su vida se reflejaba en sus maneras sobre el cuadrilátero (buscando siempre el cuerpo a cuerpo) y en sus pensamientos. Cuando Mike Capriano le pregunto en el gimnasio en el que empezó ¿Por qué quieres pelear?” LaMotta respondió: “No quiero, me obligan. Pelear es algo natural para mí”. En otra ocasión, el duro boxeador dijo de sí mismo y su estilo suicida: “Peleo como si no mereciese vivir”. Fuera del ring era un hombre huraño, extremadamente celoso, agresivo e irascible, que no dudaba en ponerle la mano encima a cualquiera de las chicas que en ese momento estuviera con el si se sentía traicionado. En cierta ocasión su mujer Vicky dijo que Tony Janiro, su próximo rival, era muy guapo. LaMotta lo destrozo en 10 asaltos.
Como tantos otros italoamericanos de renombre tuvo ciertos roces con la Mafia. En cierta ocasión se negó a recibir a dos matones de la organización. A partir de ese momento su vida como boxeador profesional entro en coma. Ningún promotor quería contar con él, ningún rival quería retarle y la federación parece haberse olvidado del hombre que hizo morder la lona por primera vez a Sugar Ray Robinson. Aconsejado por su hermano y manager Joey (el cual tenía algunos lazos con la Mafia), LaMotta termino haciendo tratos con la organización. Por su negativa a colaborar en un principio tuvo que pagar un peaje alto que no fue otro que amañar (invitándole a perder) el combate que le enfrentaría al asequible Billy Fox. Más tarde la Mafia le pide 20.000$ a fondo perdido para gestionarle un combate contra el Campeón del Mundo, el púgil francés Marcel Cerdan. Afortunadamente, aquella apuesta le salió bien y derrota a Cerdan (aunque sería más justo decir que le humillo) en Detroit para convertirse en Campeón Mundial del Peso Medio.
No fue un gran campeón. Así fue, Jake LaMotta no fue un gran Campeón del Mundo del Peso Medio. El púgil del Bronx se dio a la buena vida, se descuidó (su mujer Vicky llego a decir que le gustaba tanto el cinturón de campeón que dormía con el puesto) y se dedicó a presumir más que a entrenar. Sus defensas contra el italiano Tiberio Mitri le llevo a disputar los 15 asaltos y le vio vencer a los puntos. Después derroto al francés Laurent Dauthuille en los últimos segundos del último asalto después de un combate que domino Dauthuille desde el principio (por cierto, combate del año 1950 para The Ring). Su última defensa fue contra su gran rival Sugar Ray Robinson al cual no pudo vencer perdiendo así (tras 12 asaltos y sin caer a la lona) su título.
Su último combate contra Sugar Ray Robinson tiene el orgullo de ser la pelea en la que se disputo el asalto más sangriento de la historia del boxeo. El duodécimo round de la sexta pelea entre los púgiles fue una autentica carnicería. Sugar Ray Robinson estaba deformando el rostro de LaMotta a placer pero en lugar de rehuir el cuerpo a cuerpo LaMotta le incitaba a que le siguiera castigando. Se dice que muchos espectadores no pudieron hacer otra cosa que taparse los ojos ante tal baño de sangre mientras que otros (incluida la esquina de LaMotta) gritaban al Toro del Bronx que se tirara. Finalmente el árbitro paro la pelea sin que el púgil de origen italoamericano besara la lona. Tras el combate LaMotta grito a Ray tan fuerte, enmudeciendo prácticamente a la audiencia, que no había conseguido tirarle.
Tras la Masacre de Valentin (nombre con el que la prensa bautizo a aquel combate y que no conviene confundir con la Matanza del día de San Valentín) LaMotta fue engullido por una espiral de alcohol y mujeres. Tras perder contra Robinson volvió a boxear en diez ocasiones más terminando con un record de 5 victorias, 4 derrotas y un empate (su ultimo combate fue una derrota). Por aquel entonces su mujer le abandono cansada de sus palizas, de sus infidelidades y su alcoholismo. Por otro lado, tras la pelea con Sugar Ray el público y la prensa especializada le dieron la espalda. Todos aquellos que habían vitoreado a un boxeador aguerrido, valiente y temerario ahora no querían saber nada de él. LaMotta colgó los guantes con un record de 83 victorias (30 de ellas por KO), 19 derrotas y 4 empates.
Cuando confeso que había amañado el combate contra Billy Fox la Federación de Boxeo borró todos sus registros (los cuales le acreditaban como uno de los más grandes de todos los tiempos). Evidentemente y hasta la fecha está vetado ser nombrado Miembro del Salón de la Fama del Boxeo y no fue invitado a ninguno de los homenajes celebrados a lo largo de los años en honor de Sugar Ray Robinson (ni si quiera al que le designaba como nuevo miembro del citado Hall of Fame).
Se cuenta que tras salir del estreno de Toro Salvaje, Jake LaMotta le pregunto a su ex mujer Vicky: “¿De verdad que yo era así?”. Ella respondió: “No…eras peor”.
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