No soy amigo de las cosas que no se comprenden. Ojo, no me refiero a las cosas complejas, esas por lo general me gustan, sino a las que no siguen ninguna lógica o ningún patrón y se vuelven incomprensibles. A veces estas cosas incomprensibles son bastante simples y aún así no hay quién las entienda, son hijas del caos, productos del capricho divino, arbitrarias y muy poco solemnes. Y, además, hacen daño a la vista como lo hace una falta de ortografía grabe. Por eso lo mejor que se puede hacer frente a ellas es huir, escapar lo más lejos posible como un conejo asustado y no intentar reflexionar ni darle vueltas al coco. Tampoco es aconsejable golpearse la cabeza mientras se piensa porque pueden mezclarse las ideas con las musarañas y luego se forma un follón que a ver quién es el guapo que lo desenreda.
Un ejemplo de cosas simples que no se comprenden, es la serie de imágenes que ilustra este texto. Otro ejemplo que se me ocurre es el famoso medio limón dentro de la nevera o los calcetines que desaparecen en la lavadora. Hay más. Seguramente sean universales, aunque también puede ser que cada uno tenga los suyos propios. De todas formas ahí están, incomprensibles, inquietantes y siempre presentes. Claro que por otro lado tenemos las cosas complejas que no se comprenden, pero estas ya sí que no son nada triviales, cosas como la física cuántica o el amor, por ejemplo. Pero no pienso profundizar en este tema. Ni estoy de humor ni creo tener mis facultades cerebrales tan activas como para divagar por senderos tan tortuosos. Y mucho menos sin desayunar.
Mi conclusión es que hay ciertas cosas que no debemos tratar de entender, que están ahí sin más, sin lógica que las regule ni patrón que las estructure. Afortunadamente, o no, hay bastantes cosas que se escapan a nuestro control y eso le añade pimienta a la vida aunque a mí no me haga gracia. Como digo, me gusta tenerlo todo bajo control. Soy una víctima más del carácter aleatorio de la vida. Un pobre infeliz con medio limón en la nevera y diez o doce calcetines sin pareja.