El pueblo de Caleao tiene 190 habitantes. Todo puede resultar muy similar a lo que acontecía siglos atrás y, claro, allí radica parte de su enorme atractivo.
La nieve abundante del invierno que nos ve llegar, las casas tradicionales, el entorno natural y el silencio armonioso, todo conforma la mejor carta de presentación. Una carta que anticipa que Caleao, en Asturias, tiene particularidades y sutilezas que la distinguen de sus pares sin dudarlo.
Hay que tomar la carretera y, a medida que nos acercamos, dejar que algunos de los picos más altos del Parque natural de Redes nos escolten. Son cuatro los establecimientos hoteleros entre los cuales elegir dónde pernoctar. La infraestructura es óptima y la calidez de los pobladores es un plus que hace cualquier estancia, inolvidable. Sencillez, historia y el encanto del ambiente circundante hacen el resto.
Después todo es inmensidad: valles de alta montaña, vacas despreocupadas pastando por aquí y por allá, bosques que son hogar de hayas, lobos, venados, jabalíes, gatos monteses y una infinidad de criaturas más. La naturaleza, en su máxima expresión, pide apagar el móvil y conectar con el momento presente. Los mejores planes son salir a recorrer, a caminar, a cabalgar y a vivir plenamente tanta belleza y tranquilidad.
Los sabores de Caleao son distintos y encierran en sí mismos lindas y viejas historias. Algo así como lo que ocurre con los lugareños, a quienes si te tomas el tiempo de acercarte y conversar, te irán contando tantas anécdotas y fabulas como les sea posible.
Retomando el tema de los sabores: el pitu de Caleya y los buñuelos de queso casín son los recomendados de estas tierras. El ganado de casín se refiere a cabras autóctonas que se suben a los praus más remotos. Allí su dieta incluye las flores propias de las alturas más inexploradas. De esa manera producen una leche tan grasa que da como resultado un queso intenso que no encontrarás en ningún otro igual.
Así el menú vernáculo incluye, pues, el pitu, el queso casín, las carnes salmantinas y los vinos. Conocer este rincón de Asturias es un viaje que parece muy pequeño pero que sabe poner en acción a los sentidos, dejando al corazón contento como pocos otros destinos. Los invito a animarse y probarlo por ustedes mismos.