Revista Viajes

Calilla. Capítulo 9: Liebres

Por Vicent Bañuls Carbó @UnaventanaaNY

tierra-de-vinos1

¡Buenos días!

Yo hoy tengo boda, pero para los demás quiero que paséis un día de relax así que hoy os dejo el capítulo número 9 de Calilla.

Capítulo 9

Liebres

Llegué a casa, sentada en la habitación continuaba Sarah, que guapa era, cada vez que la veía estaba más feliz de haberle propuesto matrimonio.

-   Hola cariño-la saludé yo.

-   Hola, ¿Qué te pasa? Te noto como estresado, agobiado… no se-Me pregunto.

-   No…nada… Mira Sarah, tú y yo nos conocimos en Edimburgo, pero yo aquí tenía y sigo teniendo mi vida.

-   ¿Estás con otras? Eso es lo que me quieres decir ¿No?-Me interrumpió Sarah.

-   No, Sarah, no. No sé cómo se te pasa eso por la cabeza. A ver… Como sabes todo lo que me ha pasado en Edimburgo ha sido porque soy un hombre que lucha por las justicia, defiende los valores de las personas, bien pues, cansado de este mundo en el que no podía hacer siendo una simple persona, decidí formar parte de una banda de bandoleros.

Sarah se levantó de repente de la cama. Estaba asustada, era muy paranoica, y de lo tanto que era, era graciosa.

-   Vas a matarme, no te acerque o empiezo a gritar, está la casa llena de personal de servicio – Me dijo Sarah.

-   No grites, shhh-Le dije yo entre risas- Relájate, no debe de ser bueno para el bebé todo eso que estás haciendo. No somos criminales, somos una simple banda que luchamos por nuestros derechos, se nos acusa de muchos asesinatos, pero la mitad han estado causados por el capitán de la Guardia Civil y el Alcalde Calilla.

Después de relajarla un poco le conté toda la historia del porqué descubrí la banda, y que es lo que nos había sucedido hoy. La verdad que se lo tomo bastante bien.

-   Richard, quiero conocerlos-Me propuso Sarah.

-   Sarah, no. No sé si estarán de acuerdo a que conozcas su identidad, somos personas muy buscadas. Ellos tienen que confiar antes en ti para que te revelen su identidad.

-   Entiendo.

-   Descansa, yo voy a preparar el sótano, nadie entra allí. Van a estar viviendo ahí un tiempo, te ruego que no los visites, no sé cómo reaccionarían ya que nadie te conoce, bueno si Rafael solo, pero imagínate que bajas y no está, Manuel es muy agresivo con gente desconocida. Han descubierto nuestro escondite, así que no queda otro remedio.

Después de explicárselo todo y de rogarle muchas veces que no bajase, yo bajé al sótano, tenía que prepararles un poco esa habitación y también tenía que avisar al personal de servicio que a partir de ahora nadie, absolutamente nadie podía bajar al sótano.

Era el momento, eran las 17:30, tenía que coger a mi caballo e irme a lo Alto del Sacerdote. Cogí mi caballo y salí de la cuadra. En la puerta estaba un Guardia Civil.

-   Buenas Tardes, mi nombre es Julián Fernández, soy el capitán del cuerpo de la Guardia Civil de Valencia, y tenía una visita prevista al Cuartel de la Guardia Civil de Calilla, pero al llegar allí no había nadie, solo un guardia que me ha redirigido aquí y que preguntase por Richard Raymond, ¿es usted?- Me preguntó.

-   Así es. Bienvenido a Calilla. Soy el sobrino de Alexander Hafly, el amo de las bodegas Hafly- Me detuve un momento, pensé. ¿Por qué le han redirigido a mí? Una cosita, me puede describir como era la persona que le ha dicho eso por favor.-Le pregunté yo, me estaba temiendo lo peor. Alguien se estaba haciendo pasar por los bandoleros.

-   Pues era de estatura media, hablaba con acento andaluz, tenía los ojos marrones creo…

-   Pare, no siga más. Hágame caso, usted quédese aquí, puede alojarse en mi cortijo, me temo que están atracando el Cuartel de la Guardia Civil-Le detuve yo.

-   Si están atacando el Cuartel de la Guardia Civil, yo no puedo quedarme aquí quieto- Me replicó.

-   De acuerdo. Usted váyase al Cuartel de la Guardia Civil, e invéntese cualquier excusa, como por ejemplo que yo no estaba en el cortijo. Yo iré a lo alto del Sacerdote donde hay muchos Guardias Civiles y les diré que me acompañen. Vamos.

Así lo hicimos, yo con las excusa de avisar a los guardias iba a avisar a los demás bandoleros, alguien iba a hacer algo en nuestro nombre y ahora no nos lo podíamos permitir.

Llegué a lo Alto del Sacerdote, avisé a los Guardias Civiles y después a los bandoleros, todos nos fuimos a la plaza Mayor. Era demasiado tarde, el Cuartel de la Guardia Civil de Calilla estaba ardiendo en llamas. Sobre el tejado de él estaban 3 mozos disfrazados de bandoleros gritando ‘por el código de los Bandoleros del rifle, y yo como el bandolero más temido de la sierra, no toleramos otra institución que defienda el pueblo de Calilla’. Manuel, Rafael y Paco, estaban por encima de los otros tejados, escondidos y preparados para disparar, solo necesitaban mi orden.

-   Tú, Richard Raymond, te la hemos jugado. ¿Sabes quién está dentro del cuartel? La persona que usted ha mandado aquí. Ahora mismo estará convertido en cenizas.- Y empezó a reírse.

Su voz me sonaba pero no tenía ni la más mínima idea de quién era. Les di la orden a los bandoleros para que empezasen a disparar, yo tenía que entrar al cuartel a ver si todavía podía salvar la vida de Julián. Todo estaba en llamas, el humo no me dejaba casi respirar. Sobre la mesa del Capitán estaba el tumbado, lo cogí, e íbamos a salir, pero estalló algo en el interior del Cuartel. Salimos volando los dos, menos mal que no iba con la ropa de bandolero, sino ya hubiesen desmantelando la banda.

Mientras tanto, los otros bandoleros continuaban disparándose con los falsos bandoleros, teníamos que saber quiénes eran. Si no lo descubríamos el nombre de los bandoleros quedaría manchado el nombre de los verdaderos bandoleros.

Me levanté como pude, en ese momento recordé la charla que tuvimos en la cueva cuando me dijeron que tenía que contarles esto a Sarah, afortunadamente yo estaba bien, el que no sabía cómo estaba era el capitán. Tenía una lanza metida en un costado, si lo que los falsos bandoleros querían conseguir era matar al capitán y ensuciar nuestro nombre lo estaba consiguiendo a la perfección. Tenía que recordar todo aquello que había aprendido mientras estaba al lado de Paco en su consulta. Lo que sí que sabía es que tenía que sacar a Julián del Cuartel, si habían puesto una bomba, también habrían podido poner dos. Julián había perdido el conocimiento, porque no respondía a ninguno de mis actos, lo saque como pude. Salimos fuera, y continuaba el tiroteo entre los bandoleros. Los Guardias Civiles estaban confusos, no sabían que estaba pasando, no sabían porqué habían tantos bandoleros. Yo dije grite con todas mis fuerzas un médico, sabía que Paco estaba entre los bandoleros del tiroteo. Con ese grito lo que pretendía es que Paco bajase, se cambiase y viniese a salvarle la vida al capitán. Así lo hizo. Se cambió, bajo y empezó a curarlo.

Yo estaba bien así que  tenía que ir a defender a los míos. Deje a Paco con Julián, la identidad de los bandoleros estaba en juego y además no nos podíamos permitir que unos saliesen por ahí bajo nuestro nombre. Me fui.

No tenía tiempo para ir a la cueva cambiarme y volver, así que me tuve que subir vestido de particular

 

Bueno, a partir de hoy Calilla hace un parón. ¿El por qué? Pues, que no he tenido tiempo para escribir más capítulos. Pero os prometo que volverá.

Feliz sábado =)

Vicent


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