En los últimos tiempos he leído un par de artículos sobre series feministas. Esas que cumplen el test de Bechdel que es, a saber:
- Que en la serie salgan dos personajes femeninos.- Que esos personajes se hablen entre sí en algún momento.- Que esa conversación vaya de algo no relacionado con los hombres.
Sorprendentemente, o no, en ningún lugar se menciona a Call the Midwife, que es, con seguridad, la serie que más y mejor cumple con esos tres requisitos. Pero, claro, salen monjas y enfermeras, eso no puede ser feminista. Para nada. Nunca.
Inciso: yo no considero que esos tres requisitos sean la santísima trinidad del feminismo audiovisual. Habrá series que los cumplan y que aún así sean caca y otras que no y sean estupendas. Pero ya que lo utilizan como argumento, me lo traigo a mi terreno.
Call the Midwife, decía. Que anoche terminó temporada. Y cómo. Ya no os voy a hablar más de las lloreras locas y de lo fantástica y conmovedora que es la serie porque ya me conocéis de sobra. Soy muy fan, y lo soy, entre otras razones, por eso que señalaba al inicio. Es la serie más feminista, de verdad, que conozco. Sin polémicas, sin enfrentamientos. Pero, claro, si no es así, parece que el mensaje no llega al gran público y Call the Midwife queda relegada a la categoría de 'serie de mujeres para mujeres'. Con un cierto toque despectivo en la definición, como señalaba ayer Bettie sobre las novelas rosa. Y, al final, historias sobre el aborto, la llegada de la píldora, la amargura de ser mujer en un tiempo de hombres, la soledad, la prostitución, la indefensión... al final, todo eso, lo aprecian sólo aquellos que no se fijan en los estereotipos y huyen de los prejuicios, que son pocos, tristemente.
Call the Midwife es, en mi humilde opinión, una de las mejores historias que se pueden ver ahora mismo en la tele y que, además, mejora con los años. Más allá de las actrices que han pasado, más allá de la producción y del toque brit, más allá de todo eso están los personajes, adorables, y la línea argumental que al inicio del último capítulo resume muy bien Vanessa Redgrave: un tiempo de cambios, un tiempo de desafíos para las mujeres. Comprobar cómo se llegó a dónde estamos, y cómo, desde ahí, queda aún mucho por avanzar. Cómo algunas cosas no han cambiado tanto. Cómo lucharon y sufrieron aquellas que no pudieron disfrutar de lo que tenemos hoy en día, sea poco o mucho. Todo eso es Call the Midwife, aparte de una serie divertida y tierna a la que echaré tanto, tanto de menos...
El mayor regalo, más que la confianza de los demás, es la confianza en uno mismo. Algunos lo llamarán seguridad, otros fe, pero si nos hace valientes, la etiqueta no importa, porque es lo que nos libera para aprovechar la vida.
Hasta Navidad, Poplar.