Me gustaría contaros en estas líneas la curiosa historia de una de tantas calles que han quedado a la sombra de las luces y la fama de la espléndida e icónica Gran Vía de Madrid. La protagonista de hoy será la calle de la Estrella, un lugar desde donde tocar el cielo. ¿Me queréis acompañar a observar los astros?
La calle de la Estrella es una pequeña vía que toma vida en la calle San Bernardo. Tiene un recorrido paralelo a la calle de la Luna, pasa por la calle de Libreros hasta ver su fin en la concurrida plaza de Santa María Soledad Torres Acosta. Este espacio es conocido popularmente por plaza de la Luna, un lugar perfecto para frecuentar sus terrazas y pasar un rato agradable. La pendiente de esta calle fue el eje vertebrador del antiguo barrio de la Estrella y un pista del origen del nombre de la calle. Sobre esta zona de Madrid existen muchas calles con historias sorprendentes, como la de la calle del Desengaño. Relatos que merece la pena llevar a la mente mientras se recorren sus pasos.
Pintura que representa a unos astrónomos observando el firmamentoLa tradición oral y la cultura popular han sido las culpables de dar nombre a este místico rincón de la ciudad. Según relatan, allá por el siglo XV, se hallaba en este paraje natural un pequeño cerro que se encontraba a las afueras de la ciudad. A este lugar se acercaban muchas noches los astrónomos locales para observar desde él los astros del firmamento. Una noche que se encontraban reunidos observando el cielo, sobre sus cabezas pasó un cometa que, según interpretaron, fue el preludio de la llegada de una cruel y rigurosa peste que golpeó Madrid a mediados del siglo XV. El estudio del cielo y de su influencia en la vida diaria era una realidad en el pensamiento de este periodo.
Desde aquel momento, se comenzó a nombrar esta zona como el cerro de la Estrella hasta llegar a nuestros días en forma de barrio y calle. Años más tarde del suceso, el conocido aristócrata Ambrosio Spinola, marqués de Leganés, hizo construir su palacete en este lugar. Como guiño al suceso que hemos contado anteriormente, hizo colocar una pequeña estrella en el torreón que coronaba su nueva residencia.
Espero que os haya gustado esta curiosa historia del origen del nombre de la calle Estrella. La próxima vez que paséis por esta zona, recordad que aquí se hallaba un lugar especial donde los madrileños de la Edad Media venían a tocar el cielo con sus ojos. Una experiencia que debía de ser sorprendente.
¡Pasad buen día!
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