Cómpralo ahora en:
Cuatro años atrás, Jocelyn Butler dijo adiós a su trágico pasado en Estados Unidos para empezar una nueva vida en Edimburgo. Pero cuando se muda a un apartamento en Dublin Street y conoce al hermano mayor de su compañera de piso, todo cuanto ha intentado proteger se ve sacudido hasta lo más profundo. Braden Carmichael es un hombre que siempre consigue lo que quiere, y ahora la quiere a ella. Sabedor de que Jocelyn ha renunciado a establecer cualquier clase de relación, le propone dar rienda suelta a la intensa atracción que siente el uno por el otro, sin dejar que la relación vaya más allá del sexo. Jocelyn acepta, sin imaginar que el atractivo escocés se enamorará de ella sin remedio.
Definitivamente, hay libros a los que una llega tarde. Desde que leí la trilogía Cincuenta Sombras, este pensamiento cada vez toma más fuerza en mí. Muchas veces me pregunto si me gustarían todos estos libros que le han ido a la zaga si no hubiera leído antes los de E.J. James. Siempre me quedará la intriga, supongo.
La única realidad es que a medida que voy devorando (porque realmente se devoran) libros de esta índole, como es el caso de Calle Dublín de Samantha Young, la sensación de tedio es cada vez más intensa. Y, lo peor de todo, es que, cuando me planto delante del ordenador para describir mis impresiones acerca de ellos, más difícil se torna el asunto. Creo que ya lo he dicho todo.
Si me seguís, sabréis que, algunas reseñas atrás, os comentaba que ya no volvería a leer este tipo de libros. Es decir, novelas donde los personajes están cuanto menos podridos y solo saben decir te quiero o lo siento mediante todo tipo de actos sexuales, por otra parte, bastante imaginativos, debo decir. Muchas, diréis que Calle Dublín, no tiene nada que ver con Cincuenta Sombras. Creedme, en esencia, a lo mejor, no es lo mismo pero, después de leer unos cuantos de libros del estilo, creo que tengo algo de experiencia o autoridad -llamadlo como estiméis oportuno-, en esto de la literatura erótico-festiva. Aunque a Braden, el Christian de turno, no le va el sado, está igual de buenorro, es igual de rico, igual de posesivo y, ¡sí! tiene unos cuantos traumas. Aunque, en este caso, ella se lleva la palma. Víctima de una gran tragedia infantil que la separaría de sus seres más queridos, Jocelyn tiene un lío en la cabeza de muy señor mío que sólo el amor de Braden, o mejor dicho, las capacidades amatorias de Braden, conseguirán resolverlo. Es decir, vuelta a lo mismo.
¿Por qué lo leíste, entonces?, preguntaréis muchas. Bueno, por lo de siempre: constantemente pienso que me encontraré con algo diferente… Algún día encontraré una novelita de este tipo que se salga del tiesto y con la que pueda disfrutar de nuevo.
Mientras tanto, no dejo de pensar que puedo ser bastante injusta con este tipo de libros. Que, después de leer mi crítica, inmediatamente descartaréis su lectura, basada en opiniones de una persona cansada de esta moda que parece que nunca se acaba. Yo lo veo así de todos modos: si solo habéis leído Cincuenta Sombras, la Crossfire a lo sumo, y os gustaron, y queréis seguir con algo por el estilo, os agradará seguro. He de admitir que he leído cosas bastante peores. El libro de Samantha Young es bastante decente y se desarrolla en Escocia (cuánto ha dado Escocia al mundo de la Romántica) y eso es un aliciente, al menos para mí. Si habéis leído, Cincuenta Sombras, la Crossfire, Noventa días y demás, es más de lo mismo, chicas, no os perdéis nada nuevo. Hay muchos más libros con los que perder vuestro bonito tiempo lector.
Por último, os comento que Calle Dublín es el primer libro de una serie. De hecho, el siguiente libro, Down London Road, tiene como protagonista a Johanna la compañera de bar ligerita de cascos de Jocelyn. Ya me contaréis qué tal si, finalmente, os tiráis a la piscina y leeis las dos entregas.