Revista Viajes

Callejear por Dublín

Por Jordi Martinez Aznar
Callejear por DublínSi hay una cosa que me encanta hacer en los viajes que suelo hacer fuera es la de dedicar, aunque sea un rato a lo largo de mi estancia en la ciudad elegida, o incluso un rato cada día o cada dos días, es callejear por esta población en concreto. En cada uno de mis viajes lo he hecho, y es una recomendación que hago a todos los viajeros, pero no estoy hablando únicamente de pasear por las calles que salen en las guías de viajes o por donde suelen ir la mayoría de los turistas. Algo que a mí me gusta bastante es lo de pasear por aquellos lugares que no suelen salir en las guías. Gracias a eso, uno puede descubrir pequeños rincones. Hace un par de años tuve la oportunidad de visitar Dublín durante mis vacaciones. Lógicamente, visité todos aquellos lugares más importantes de la ciudad y que reciben un buen número de turistas, como el Trinity College, la cervecería Guinness, Christ Church Cathedral o el Museo Nacional de Irlanda, pero también le dediqué varios momentos del viaje a callejear sin demasiado rumbo fijo. Una de las cosas que me llamó la atención es el Cristo que podéis ver en la foto de la izquierda, la cual estaba ubicada en una parada de taxis. No lo pregunté, pero entonces supuse que sería algún tipo de medida de protección para los que practican esta profesión en la capital irlandesa.
Callejear por DublínPero no protección divina lo que uno encuentra en esta ciudad. En uno de mis paseos encontré este bar de tapas con nombre español. La verdad es que, por unos momentos, estuve tentado de entrar al local, pero finalmente no lo hice. Sinceramente, no sé si me perdí algo interesante o no, aunque tengo que reconocer que es una duda a la cual, después de seis años, no le he dado demasiada importancia. Más bien no he vuelto a pensar en ello desde que hice este viaje. Supongo que he tenido cosas más importantes en la cabeza, además de que tampoco es algo tan importante como para estar seis años dándole vueltas.
Callejear por DublínOtra cosa que pude descubrir durante estos paseos son varias estatuas dedicadas a los sin techo, lo cual no he encontrado en ninguna otra de las ciudades que he visitado en todos mis viajes. A lo largo y ancho de la ciudad, el viajero puede encontrar diversas estatuas dedicadas a este tema. Hay otras que son más famosas, como las dedicadas a Molly Malone, a la cual le dediqué una entrada, o la dedicada al escritor James Joyce, las cuales son las dos estatuas de la ciudad junto con las que más turistas se fotografían. Sobre todo en el primer caso, no son pocos los turistas que no pueden resistirse a la tentación de fotografiarse junto a la antigua vendedora de pescado, cuyo espíritu, según cuenta la leyenda popular, todavía sigue rondando la ciudad con su carro vendiendo su mercancía. Cualquiera puede creer o dejar de creer en estas historias, pero como curiosidad no está nada mal. Es posible que haya alguien que incluso te diga que se la ha encontrado alguna noche saliendo de un pub, aunque yo no me fiaría de alguien que dice que ha visto al espíritu de una antigua vendedora de pescado saliendo de un bar a las tantas.
Pero bueno, si algún día vais por Dublín, yo os recomiendo que un ratito cada día lo dediquéis a descubrir un poco la ciudad por vuestra cuenta. Lo malo es que lo más probable es que, incluso yendo en verano, tengáis que ir con varias capas de ropa y paraguas, pero si tenéis suerte y os hace algo de sol, o en el mejor de los casos, está encapotado, pero aguanta, pues puede ser un agradable paseo.

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