A lo largo de 6 cuadras del barrio de Nueva Pompeya, la ciudad de Buenos Aires homenajea al peso pesado más importante del país luego de Luis Ángel Firpo.
Nacido en Boedo en 1942 en una familia numerosa (tuvo 8 hermanos) solo llegó hasta 6º grado de la escuela, por lo que ejerció distintos oficios, hasta que inició la práctica pugilística en el club Huracán en 1958 a las órdenes de los hermanos Rago.
Este entrañable personaje saltó a la consideración pública en los Juegos Panamericanos de San Pablo, en 1963, cuando mordió al norteamericano Lee Carr, por lo que fue descalificado y suspendido por la Federación Argentina lo que obligó a Ringo a dar sus primeros pasos en el profesionalismo en EEUU.
Inició su campaña en Enero del 64, donde mantuvo su invicto en 8 peleas, hasta que fue vencido por puntos por un primera línea del momento, el local Zora Folley, de quien se tomará revancha en Buenos Aires en 1968.
Guapo, torpe en sus movimientos y de fuerte pegada, soportó en pie sus dos peleas contra uno de los grandes noqueadores del momento, el recordado Joe Frazier.
Ante 25 mil personas que primero lo abuchearon y luego lo ovacionaron obtuvo el cinturón nacional de la categoría al destronar al sanjuanino Gregorio Peralta.
El canadiense George Chuvalo, el alemán Karl Mildenberger y los locales Oscar Lowell, José Meno y José Georgetti además del mencionado Lee Carr fueron alguno de sus vencidos. Grandes completos de la época como Jimmy Ellis, Ron Lyle y Floyd Patterson lo derrotaron pero no pudieron noquearlo.
El 25 de Septiembre de 1970 enfrentó en el Madison Square Garden de Nueva York enfrentó nada menos que al mítico Cassius Clay: los 79,3 de ratings del Canal 13 indican el interés que provocó el evento en el país: al cabo de intensos 15 rounds, cuando Clay tenía ventajas en las tarjetas, Bonavena fue tumbado 3 veces por lo que perdió por nocaut técnico.
El grandote de los pies planos se despidió de los rings argentinos en Noviembre del 75 al vencer por puntos al entonces campeón nacional, el ya fallecido Raúl Gorosito.
Hizo su última pelea en Febrero de 1976 cuando venció por puntos en Reno, Nevada a Billy Joiner, para completar un record de 59 victorias (41 antes del límite) 1 empate y 9 derrotas, una sola por la vía rápida.
Fanfarrón, machista, ocurrente, incondicional de su madre, Doña Dominga, hasta se animó a las tablas porteñas junto a la vedette Zulma Faiad y grabó el recordado Pío Pío, canción que le había compuesto Palito Ortega.
En aquella ciudad norteamericana encontraría su trágico fin: el 22 de Mayo del 76 -el mismo día que su gran amigo Víctor Galíndez marcaba una página de gloria de los guantes argentinos al noquear en Sudáfrica al local Ritchie Kates- una bala de un matón del prostíbulo Mustang Ranch terminó con su vida. Tenía solo 33 años.
Fanático del Club Atlético Huracán, la tribuna local del estadio lleva su nombre y una estatua realizada por la escultora Mariana Brihuega se erigió en su homenaje, ubicada sobre la sede social de la calle Caseros.
FERNANDO LAROCCA
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Agosto 2011