Como se notan los días, el calor, las altas horas de cena, y que madrugar es una acumulación de cansancio y pereza. El cuerpo nos pide calma, vacaciones y relax, y como no trasladar esto a las estancias de nuestra casa es cosa nuestra. Buscamos un refugio, calma en el dormitorio, tranquilidad en el salón, y sin lugar a duda, enriquecernos con un entorno idílico y delicado.
Para esta inspiración única, nos colamos en este suave, sosegado y luminoso dormitorio. Un espacio que no necesita demasiado, y es que su forma de colocar las cosas, de observar los elementos y las combinaciones de color, se hacen eco de ese estado de animo que buscamos.
La calma.
Con composiciones que dan verticalidad y protagonismo a la mesilla, lamparas que cuelgan delicadas o muebles de un aire nórdico y minimalista que se dejan acariciar, este dormitorio me parece casi perfecto.
Un lugar del que no apetecería salir, y que si conjugamos con colores, linos, o complementos, podemos acaparar un estilo, un genero o sencillamente un estado.
¿Que os parece?
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