En una semana de estrenos intrascendentes aprovechamos la oportunidad para rescatar de semanas anteriores una pequeña gran joya como Calvary.
La historia comienza cuando el comprometido y honrado padre James confiesa a una persona, que afirma haber sufrido abusos sexuales por parte de otro presbítero, y amenaza con matarle. A partir de esa primera impactante escena comienza una curiosa y original trama de intriga.
Si hace un par de años vimos a Brendan Gleeson de tipo duro en El Irlandés, este año se ha reformado y se le ha ablandado el corazón porque interpreta a un cura en una cinta del cineasta John Michael McDonagh con el que repite. Este buen actor es el padre del simpático Domhnall Gleeson que triunfara en la magnífica comedia romántica: Una cuestión de tiempo. Este veterano actor declaró lo siguiente a Fotogramas: “He interpretado a muchos antihéroes algo fácil cuando vivimos en este estado de desilusión. Pero en esta película hemos nadado a contracorriente al presentar a un personaje, cuya máxima aspiración es la bondad.”
El citado realizador ha sido capaz de demostrar que se puede construir un relato de suspense en un largometraje que explica con rigor y sin caricaturas, a diferencia de lo que ocurre en el cine español, el funcionamiento real de una parroquia en la que observamos a un sacerdote volcado con sus feligreses: celebrando la eucaristía; consolando a una persona que acaba de perder un ser querido; acompañando a un anciano o animando a pecadores que buscan una nueva oportunidad para pasar de hombre viejo a hombre nuevo como le ocurrió a San Pablo.
Deben prestar especial atención a los dilemas y reflexiones que giran en torno al tema del perdón muy presente en todo el largometraje, una de las piezas esenciales del cristianismo al igual que el calvario por el que pasa un servidor de Cristo (publicado en Páginas digital).