Tras el espejo
En una pequeña ciudad que vive de los turistas de la temporada veraniega se desata un caso de abusos infantiles en un colegio, el monopolio de tres grandes familias que ostentan el poder corre el riesgo de venirse abajo, una joven es violada por los herederos más acomodados y hasta un bebé boliviano es achicharrado con un sadismo absoluto. Este universo es el que observa Guillermo Saccomanno desde su particular cámara Gesell, aquella en la que un espejo impide que se vea por igual desde ambos lados, y que le deja al autor argentino en una posición privilegiada para mirar y narrar.
Pero no es sólo la villa, la alegoría puede hacerse extensiva a la propia Argentina, e incluso a toda la sociedad actual, puesto que el mal, la corrupción, las drogas, los rencores, los engaños, la xenofobia, el racismo, el clasismo económico, la maledicencia, los matrimonios rotos o la ambición política son el pan nuestro de cada existencia. Y ni siquiera el vigilante periodista Dante logra poco más que dejar constancia escrita de los secretos que vocean los habitantes de la villa, en un ejercicio de narración múltiple. Saccomanno derrocha potencia en una novela destinada a sacudir más de una conciencia, en la que el bien aparece diluido, y en pequeñas dosis, entre esa disposición fragmentada de los hechos.
Quienes únicamente se manejan en los avances argumentales lineales, mejor será que no se acerquen a esta novela, porque esa presentación en pequeños destellos es apta sólo para lectores muy cómplices, y avezados en un estilo que nos recuerda un tanto a las primeras muestras del boom de la narrativa hispanoamericana. Saccomanno se sumerge hasta los codos en un ambiente difícil, enemigo a ratos, en el que lo mejor que se puede hacer casi siempre es escuchar y mirar en silencio, permitiendo que sean sus criaturas quienes blandan la voz que mantenga aferrados a los lectores.
Cámara Gesell. Guillermo Saccomanno.Seix Barral. Barcelona 2013. 624 páginas. 23 euros.(LA VERDAD, "ABABOL", 22/2/2014)