¡Camarero, otra pa’l crio!
Publicado el 18 octubre 2015 por Ad Absurdum
@AdAbsurdumBlog
Criar un niño es algo que, a primera vista, parece muy complicado. Y más en los tiempos que corren: los psicopedagogos cada vez ponen más reglas (muchas de ellas absurdas) y desaconsejan a los padres darles voces como “¡que te estés quieto!”, amenazarlos “¡cómo te caigas encima te pego!”, dejarlos sin comer “las lentejas, o te las comes o te las comes, sino, no comes”, insultar a sus respectivos familiares “me cago en la madre que te echó por el coño”, darles cerveza, etc.Sin embargo, nuestros padres han hecho muchas de las cosas que ahora están mal vistas y, a nosotros, nos ha ido bastante bien, y más que bien: hemos estudiado una carrera sin muchas salidas, nos gritamos y maldecimos entre nosotros, nos comemos lo que se cae al suelo, bebemos como cosacos y escribimos en este blog. Mola, ¿eh? En el pasado siglo eso de alimentar a los niños con jugo de cebada era algo más que corriente. Es más, había anuncios televisivos y en prensa en los que los más pequeños eran protagonistas junto con la birra, tal y como os mostramos a continuación:En esta imagen (de 1961) podemos ver a cuatro niños repartiéndose como buenos hermanos la litrona que mamá había llevado a casa. De aquí se desprenden dos cosas: 1) lo buena que era la madre dándoles a sus hijos una fresquita (imaginamos que era un premio por haber hecho bien los deberes) y 2) la cerveza fomenta el compañerismo y la hermandad. En esta otra (también de los 60), la cerveza se muestra como una bebida que mantenía a los pequeños fuertes y saludables: tiene cualidades únicas como las de fortalecer y tener un aspecto lozano. De modo que al dársela a los niños, estos crecían rápido y sin problemas, sin necesidad de pastillas de vitaminas ni nada químico. Era la bebida de los campeones, no como ahora, que cuando el niño ha acabado el partido de fútbol la madre le da un refresco energético y una barrita de cereales. Imaginamos que también sería la de los perdedores, ¿quién podría negarle a un niño una birrita? ¿Quién aguantaba al niño llorando mientras los padres se la bebían?Pero no os creáis que esto es algo que solo se ha hecho en España. Los americanos también se subieron al carro de la felicidad.Los abuelos americanos en lugar de dar a sus nietos caramelos les daban cerveza los domingos y eso, queráis o no, hace que se cree un vínculo especial entre los dos. Imaginad como habría sido vuestra infancia si hubierais visto El Grand Prix en verano con los abueletes, bebiendo birra y comiendo pistachos. El paso de los años ha ocasionado que esta publicidad tan fantástica haya desaparecido de nuestros televisores, radios y prensa. Nosotros no os vamos a decir si debéis o no darles cerveza a vuestros hijos porque para eso ya están la ley y los psicopedagogos. Simplemente os dejamos aquí esta información y os recomendamos al cien por cien que leáis Ad Absurdum mientras os tomáis una rubia y que el día de mañana sigáis haciéndolo, pero con vuestros hijos. En colaboración con Ad Absurdum:
Livia Guillén Rodríguez, graduada en Historia por la Universidad de Sevilla y masteranda en Arqueología por la misma universidad.
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