CAMBALACHE
Enrique Santos Discepolo, año 1934, autor del tango “Cambalache”, no fue considerado como un gran pensador que figura hoy en alguna enciclopedia de colección.
Creó una letra que luego fue entonada por distintos cantantes de aquella época de antaño, en mi Buenos Aires querido…
Mi abuelo Juan, la silbaba, en la tardes calurosas de verano, bajo la parra, tomándose un matesito, recién levantado de la siesta…
Yo sentada a su lado , una niña de 6 anos , en mi sillita azul, le preguntaba …abue …que estas cantando…? Me decía- la letra de un tango, que será el mundo que te tocara vivir a vos y a tus hijos…
No entendí nada en aquel momento, hoy me levante, y me acorde de esa escena, increíble, como las personas aun ya no estando en su presencia física, siguen hablándonos.
Siguen estando, Juan, mi viejito querido, me hizo llegar a este teclado y poner en marcha ese mecanismo interno para que salgan de mi las mejores reflexiones , bajo el contexto “cambalache”
Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé… (¡En el quinientos seis y en el dos mil también!). Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y dublé… Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos…
La letra, nos transporta a la reflexión de este cambalache, revuelta, o mezcla de todo con todo, que es lugar, el mundo y la propuesta de transitar en medio de todo lo que seduce y atrapa, nos posee y nos emboba, nos satura y no nos deja tiempo, quizás correr detrás de cosas o situaciones que nos traen bienestar, placer, pero no “sentido‟
El anciano esta, fuera de moda”, el adulto esta sin tiempo, el joven se siente vacio, el adolescente es escéptico, incrédulo, “conectado a lo virtual”, y el niño…esta con una agenda recargada, porque como esta solo…”hay que mantenerlo en algún lugar donde lo entretengan…” y después los padres nos quejamos de tener hijos “hiperactivos”…
¡Siglo veinte, cambalache problemático y febril!… El que no llora no mama y el que no afana es un gil! ¡Dale nomás! ¡Dale que va! ¡Que allá en el horno nos vamo a encontrar!
¡No pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste hon-rao! Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley…
Todo se vacía de sentido, ya no es posible confiar en una verdad única y segura. Es el “hombre light”, dieta, descafeinado, sin profundidad, sumido en una libertad irresponsable, propensa a la corrupción. Todo es posible porque todo está permitido.
Esto ha creado una obsesión enfermiza: huir de los límites sanos, de los verdaderos valores y tareas de la vida, de la res-ponsabilidad personal, familiar y social.
Pero no fue gratuitamente, sino a costa de una gran angustia, desesperación y abru-madora sensación de vacío que llevó al auge e incremento de la tríada neurótica de nuestro tiempo posmoderno: la violencia -agresión, la depresión-suicidio, y las adicciones (drogas, alcohol, sexo promiscuo, dinero fácil, juegos de azar, videojuegos, etc.).
En este cambalache, hay que mantener un orden, un orden personal, una armonía, una madurez emocional, hacerme “dueño de mí mismo”, o sea SER ADULTO.
El adolescente dice a veces „me deje llevar, el adulto dice…mi hijo no me hace caso, le hablo y hace lo que quiere…¿Quién es el adulto? …
Entonces y parafraseando a una gran filosofa…Paren el mundo, que me quiero bajar… Mafalda…
El mundo siempre ha sido mundo, porque en el mundo está el hombre, hacedor de lo que hay, responsable de lo que ha construido, de lo que ha hecho, y de las relaciones que ha desarrollado.
Hubo una Edad Media, una época oscura, pero después hubo un renacimiento, el siglo de las luces… y ¿Quién fue el protagonista…? El hombre.
Hubo un Hitler…y un Viktor Frankl, y… que diferencio a uno del otro?
Constitutivamente no había diferencias, ambos eran hombres, pero en lo que si había de diferencia, es que Viktor fue educado, formado y guiado en familia , bajo una escala a de valores , y eso le dio la posibilidad de elegir EL BIEN, lo valioso , lo que trasciende , lo que atrae , EL SENTIDO.
Entonces, como dice el tango, existen contentos y amargados, conviviendo, la diferencia está en el conjunto de todo lo que nos ha tocado vivir, en lo que han hecho de mi, y en lo que yo hago de mi mismo.
Ya no hay excusas, ya no hay reclamos, ya no hay quejas.
- Tienes un hijo difícil…? ¿Qué tienes que ver en eso? ¿Qué vas a hacer para acompañar con sentido?
- No tienes tiempo ¿a que le estas dando valor?
Hay una situación que quieres cambiar hace mucho…? ¿Y por donde empezaras?
Por más adelantos tecnológicos que sigan produciéndose, nada podrá nunca reemplazar en importancia al ser humano.
Está próxima la superación de la posmodernidad como propuesta incoherente e insuficiente que se agota en sí misma.
Se avizora un resurgimiento espiritual; cuatro áreas del saber humano ocuparán un lugar preponderante y fundamental en este nuevo siglo que hemos comenzado a vivir: la psicología humanista y trascendente; la educación; la filosofía y la religión.
Todo esto traerá profundos cambios en la conducta del hombre.
Su vida se reorientará y resignificará espiritualmente, de-jando atrás su egoísmo y sus afanes individualistas.
Por lo tanto, es menester asumir como padres, las sacrificadas pero también gratificantes responsabilidades a que esta vi-sión esperanzada nos convoca.
Hagámoslo posible…