Mientras los combustibles fósiles actúan sobre el cambio climático elevando la temperatura, los aerosoles ayudan a enfriarlo. Pero, de todas maneras, la ciencia se encuentra ante una gran incertidumbre por este tema. Esta extraña contradicción climática provocaría un irónico efecto secundario beneficioso. Quemar menos gas, petróleo y carbón es lo que más se promueve contra el calentamiento global. Sin embargo, esta decisión vendría acompañada con una merma de aerosoles que “supuestamente” ayudan a enfriar al planeta.
La primera duda es sobre qué enfriamiento proporcionan los aerosoles y el efecto que tendría una medida de dejar de usar combustibles fósiles. Todo esto abre una serie de interrogantes para los investigadores del clima. Duncan Watson-Parris, climatólogo de la Universidad de Oxford, entiende que “se da por sentado que los aerosoles son importantes”. Este especialista entiende que “esta incertidumbre en el efecto del aerosol es una incertidumbre clave en la ciencia del clima”.
Watson-Parris, la semana pasada, publicó un artículo sobre este tema en la revista Nature Climate Change. En el texto, el climatólogo representó un escenario sobre el cambio que generaría las concentraciones de aerosoles hasta el final del siglo. El especialista asume que junto con una menor quema de combustibles fósiles, también será menor la producción de aerosoles. Esto podría generar un cambio en la cantidad de enfriamiento que estos productos puedan proporcionar.
Mirar las variantes del cambio climático
Para el modelo que se presentó, se asume que perder los aerosoles sería como apagar el aire acondicionado del planeta. El calentamiento resultante que se daría superaría el objetivo del Acuerdo de París. Estamos hablando de evitar que las temperaturas globales aumenten más de 1,5 grados centígrados. El tamaño de este efecto es clave para los formuladores de políticas, que se han tratado en las últimas semanas en Egipto. El país africano acogió la conferencia climática COP27 y su negociación en materia de las emisiones de carbono que emitirán los países.
Analizar este tipo de efectos a nivel mundial sigue siendo muy difícil. Para Watson-Parris es complejo determinar la influencia de las partículas de combustibles fósiles en la formación de una nube determinada. Sin embargo, quedan muchos datos para comparar, plantea el climatólogo. Todavía se desconoce la dinámica de las nubes en la Revolución Industrial, cuando aún los combustibles fósiles estaban bajo tierra.
La ayuda de la tecnología
La atmósfera es entendida como un sistema 3D extraordinariamente complicado que se extiende por kilómetros. Allí, las temperaturas, la humedad y los vientos están en constantes cambios. En este punto, los aerosoles antropogénicos son sumamente complicados y el cambio climático se hace “casi” impredecible para los estudiosos del tema por la cantidad de variables a abordar.
Ninguna supercomputadora ha conseguido plasmar la complejidad de la interacción entre las partículas con las nubes. Se puede decir, entiende el científico Hailong Wang, que estamos ante una sopa arremolinada de sistemas que no dejan de interactuar. Esta situación hace que sea complejo predecir si con determinado consumo de combustible fósil y X reducción de aerosoles se puede alcanzar tal realidad.
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