Y es que si hay algo que realmente da pereza es tener que guardar la ropa de la estación anterior y sacar la de la que viene. Es una tarea similar a la de la limpieza: lleva trabajo y la permanencia de esos resultados es limitada. Porque sabemos que en unos meses tendremos que dar marcha atrás y hacer ese cambio a la inversa.
Aunque una buena organización a la hora de hacer esos cambios implica que el esfuerzo sea menor, que los resultados sean mejores y que puedas disfrutar de un armario mejor aprovechado y organizado. Y esto último repercute en tu estilo, créeme.
Para echarte una mano a continuación vas a encontrar consejos que pueden serte útiles con la tarea de hacer los cambios de estación en tu armario.
Manos a la obra...
Por el principio
Plantéate el cambio de estación como algo divertido, como unas horas que te vas a dedicar a ti, así no te dará tanta pereza. Ponte tu música favorita, prepárate una infusión, un zumo... o algo más fuerte si realmente te parece una actividad extremadamente pesada. O pide a alguien positivo y alegre que te eche una mano, así podéis aprovechar para charlar y reíros un rato.
Busca un día o dos que puedas dedicar por completo a esta actividad, sin interrupciones, así te dará la sensación de que te cunde más el tiempo.
Haz el cambio de una sola vez. Si lo haces por fases, te costará mucho más llevarlo a cabo. Además, al hacerlo por partes, no verás el total de la ropa, calzado y complementos que tienes, por lo que te será más difícil saber con qué quedarte, que reciclar, que donar o qué tirar.
¿Cada cuánto?
El cambio de estación puede hacerse 2 veces al año (verano-invierno, invierno-verano), aunque lo ideal sería hacerlo 4 veces, una por cada estación (primavera-verano, verano-otoño, otoño-invierno, invierno-primavera). Así podrás organizarte mejor con los temidos entretiempos, que suelen ser un terreno peligroso para el estilo, puesto que es fácil acabar luciendo looks imposibles: blaziers de lana con chanclas, gorros de lana con vestidos vaporosos o camisetas de tirantes con botas de après ski... y no me digas que no has visto éstas cosas por la calle en los primeros días de la primavera o el otoño.
El almacenaje
Si tienes suficiente espacio de almacenaje (¡qué suerte!), procura hacer también el cambio de armario, trasladando la ropa de la estación entrante al que tengas más a mano para vestir. De estas forma revisarás lo que tienes para clasificarla, limpiarás el armario y dejarás más accesible tu ropa. Si no lo haces así es probable que tus armarios acaben sucios, desorganizados y que nunca sepas realmente qué ropa tienes.
Elige con cabeza el lugar en el que almacenarás la ropa de la temporada anterior. Lo ideal es que esté protegida de los cambios bruscos de temperatura, a salvo de la humedad y relativamente accesible.
Hazte con diferentes elementos de almacenaje para que puedas organizar y conservar tu ropa y complementos adecuadamente. Según dónde vayas a almacenarlos y el tipo de ropa que vaya a poner dentro, deberás utilizar elementos diferentes. Las cajas de cartón son económicas y dejan que lo que coloques dentro pueda respirar. Las cajas de plástico herméticas son perfectas si quieres proteger a las prendas de humedades e insectos. Las fundas son ideales para guardar la ropa que no debería doblarse: pantalones de vestir, faldas, vestidos largos, camisas, abrigos que no sean de piel... En el caso de las fundas es conveniente que el largo sea suficiente para albergar las prendas sin que se arruguen. Las bolsas de tela son útiles para guardar bolsos, zapatos, complementos y prendas que necesiten airearse en cierta medida. Las bolsas de plástico herméticas son las mejores para guardar ropa y complementos que deban protegerse de insectos, moho y humedades.
Si no puedes hacer la inversión en elementos de almacenaje, utiliza lo que tengas más a mano, pero siempre teniendo cuidado de que la ropa conserve su forma una vez doblada y que esté bien protegida. Así que si las bolsas no son suficientemente herméticas, puedes utilizar varias para el mismo grupo de prendas, cerrándolas con cinta de embalar. Y si las prendas son delicadas y no se mantienen rectas dentro de la bolsa, puedes poner en su interior un cartón rígido, una madera o un plástico para armar las bolsas y que las camisetas o jerséis se mantengan bien doblados.
Hazte con perchas para las prendas que debas guardar colgadas. Procura aprovechar el espacio en las perchas, pero teniendo cuidado de que se mantengan en su sitio y sin acumular mucha ropa en ellas, así evitarás que las prendas se arruguen o se deformen. Si son prendas delicadas que no se mantienen en la percha puede ayudarte de alfileres, pinzas o incluso forrándola en todo o en parte con un material que evite que se deslicen.
Los bolsos y zapatos están mejor guardados en bolsas de tela individuales. En algunos casos te las darán con los zapatos, si no tienes ninguna, puedes utilizar los almohadones viejos para reciclarlos en forma de bolsas o hacerlos de cero con retales de tela. Las bolsas ocupan mucho menos espacio que las cajas y tienen la ventaja de que duran más y las puedes lavar.
Si tienes sombreros, guárdalos en sombrereras o cajas. Es la única manera de mantener su forma.
Cuestión de orden
Para hacer un buen cambio de estación hay que sacar la ropa del armario y aprovechar para quitarle el polvo y limpiarlo. Esto es importante porque, además de por higiene, es porque es la mejor manera de saber la ropa que tienes. Así podrás clasificar la ropa en varios apartados: para guardar, para arreglar/reciclar, para regalar, para donar o para tirar. De este modo podrás mantener tu cantidad de ropa a raya, sin acumular innecesariamente.
Aprovecha para revisar la ropa. Primero comprueba si te la has puesto en algún momento y si te sirve. Si la respuesta es afirmativa en ambos dos casos, comprueba si tiene todos los botones, si la cremallera cierra bien, si hay que repasar el bajo, si tiene hilos sueltos, si hay que coser o pegar algún detalle, si puedes sacarle más partido haciéndole alguna reforma... Y haz esto también con el calzado y complementos también, por supuesto.
Como con la clasificación sabrás realmente lo que tienes, podrás tomar nota de las prendas que necesitas para la siguiente temporada. Es la mejor forma de planificarte y aprovechar las ofertas y rebajas que encuentres para reponer tu armario.
Guarda la ropa limpia y bien colgada o guardada. Ya sé que da rabia hacer el trabajo de lavar y planchar para prendas que no te vas a poner en unos cuantos meses, pero es la mejor forma de conservarla en buen estado. Y, tengo una mala noticia, puede que cuando la saques de nuevo tengas que lavar y planchar otra vez si la ropa se ha impregnado de malos olores (humedad, antipolillas...).
Y si tienes ropa que requiera limpieza en seco, aprovecha para llevarla al tinte y guardarla en perfectas condiciones.
La ropa que no sea para colgar, dóblala cuidadosamente. Algunas prendas es mejor doblarlas del revés para que no se enganchen con otras, puedan llenarse de pelos o fibras o se hagan pelotillas. Esto es especialmente importante en el caso de que tengan plumas, lentejuelas, cremalleras o aplicaciones.
Ordena las prendas, zapatos y complementos por categorías, tanto la que vayas a guardar como la que vayas a sacar. Cada persona se arregla mejor con un sistema: tipo de prendas, colores, ropa de trabajo/ocio/fiesta, una combinación de ambas...
Etiqueta las cajas y bolsas con lo que contienen, así sabrás que tienes en cada una y si, por lo que sea, necesitas buscarlo en cualquier momento, sabrás dónde está.
Ten en cuenta que habrá prendas que nunca abandonen tu armario. Los básicos como los pantalones y faldas de vestir, las chaquetas, las camisas sencillas, las camisetas (tanto con manga corta como con manga francesa), los vestiditos negros o los jeans nunca deberían salir de él, porque puedes utilizarlos siempre. También deberías conservar prendas de temporada que pueden serte útiles en la siguiente, aunque no lo parezca a primera vista. Un bikini, un gorro de playa y una toalla de playa en otoño invierno te pueden ser muy útiles si te surge una escapada de fin de semana a un lugar cálido o te apetece visitar un spa. Unas chaquetas finas en verano pueden sacarte de más de un apuro si te vas unos días a un lugar más fresco o si tus compañeros de trabajo ponen el aire acondicionado en agosto con una temperatura fría incluso para los pingüinos y los osos polares. Estos consejos no te servirán si tienes la suerte de vivir en zona tropical.
Stop polillas
Y no te olvides de mantener tus prendas a salvo de polillas. La naftalina y productos comerciales suelen dejar un olor muy desagradable que no desaparece hasta no haber lavado la ropa varias veces. Mi consejo es que utilices algunos de los productos naturales que repelen a los insectos y que dejan un aroma muy agradable. Rellena bolsas de organza, de tela o pañuelo con cáscaras de cítricos, con lavanda, romero, canela, pimienta o granos de café. Puedes utilizar estos ingredientes en solitario o en distintas combinaciones, las que más te gusten. Otro elemento perfecto para deshacerte de las polillas son las bolas de cedro perfumadas con unas gotas de aceite esencial también de cedro.
Y ahora, a por los armarios...
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La primera vez que apareció el post Cambio de Estación, Cambio de Armario fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.
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