Autor: indiemaison
De la misma manera que revisas, ordenas y renuevas tu armario cuando cambian las temporadas de invierno y verano, a nuestras casas les viene bien un repaso con la excusa de estrenar estación.
Adaptar la decoración interior al exterior es más sencillo de lo que parece, y además podemos aprovecharnos de los beneficios que cada una de las épocas del año ofrecen. En el caso de la primavera, ¿Qué mejor que empezar por colocar unas flores frescas, recogidas en un paseo por el campo, en un bonito jarrón a la entrada de nuestra casa? Incluso puedes hacer el jarrón con pequeñas ramas, como nos proponen en founterior.com
Las acogedoras y mullidas alfombras son perfectas para el invierno. Pero cuando la luz del sol empieza a entrar por las ventanas, prueba a cambiarlas por otras más ligeras, de sisal, o de algodón en colores más vivos. Este es además un buen momento para llevar las alfombras a reparar o simplemente a limpiar.
¿Tienes la suerte de tener un salón con chimenea? Entonces, si durante los meses de más fríos la distribución de los muebles tiene como foco la chimenea, ahora, en primavera, reorienta los muebles hacia las ventanas, para que al sentarte en el sofá puedas aprovechar las escenas de exterior, y disfrutes de tu jardín, o del esplendor del paisaje.
Organiza en tu terraza un rincón en el que disfrutar de un aperitivo, en los primeros días de sol. Sólo tienes que poner un par de cojines de colores vistosos y textura cálida (mejor si son de kilim). Saca del interior un jarrón, que en invierno puede servirte de paragüero, y una bandeja que puedes apoyar directamente sobre un trozo de tronco de árbol, y ya tienes tu espacio de chill-out.
¿Tienes un sofá desenfundable? En ese caso, hazte con 2 juegos de fundas, una para invierno, en tejido grueso (puede ser de pana), en colores cálidos, y otra de material más ligero y tonos claros para la primavera-verano. Esto mismo sirve para la ropa de cama. Procura tener fundas de edredones o colchas que se adapten a la temporada, usando con el buen tiempo materiales como la seda, o suaves algodones.
Si tienes lámparas con pantallas oscuras, cámbialas por otras más claras, o decóralas con cintas de colores. Y limpia a fondo las ventanas, por dentro y por fuera. ¡Todo se vuelve más brillante al instante!