Llevo meses intentando articular en mi mente lo que siento, para poder plasmarlo acá. Han sido tiempos difíciles, y hoy me he sentido curiosamente más llena de emociones que nunca, y ha sido un día triste.
Es complejo relatar como inició todo, porque las penas más profundas de mi alma se arrastran desde hace tanto tiempo atrás, que son esas mismas penas que me hicieron tocar fondo hasta lo más profundo. Aceptar que estás mal es algo difícil para todos, y también lo es para mi. Incluso lo fue por mucho tiempo. Curiosamente, nunca me di cuenta que estaba tan mal, hasta hace muy poco. Básicamente sobrevivía gracias a mi espíritu funcional, pero por dentro vivía hecha cenizas.
Hoy me siento así. Hoy me duele el pecho, me duele la guata, siento miedo, ansiedad, me sudan las manos y siento una soledad infinita, pero al mismo tiempo soy capaz de comprender que es sólo un pequeño momento de mi vida y que no va a determinar mi mañana o mis futuros días.
Como decía, estos sentimientos me han acompañado gran parte de mi vida, pero debido al termino de una relación importante fue que desembocó en lo más oscuro que pude haber sentido jamás: una depresión infinita, constantes pensamientos negativos, miedo a vivir, ganas de morir, etc. Al principio sentía mucha verguenza de mostrar mis sentimientos, porque somos personas y todos hemos juzgado desde la ignorancia. Hoy sin embargo, me muestro tal cual soy, no quiero ni debo mostrar caretas, no quiero ser una persona dominada por el que dirán. Es necesario sentir tan profundo y llegar tan hondo, para después salir a flote y volver a comenzar con más ímpetu que nunca.
Desde aquel colapso ya han pasado varios meses, y aunque a veces uno se sienta poderoso y crea haber superado ciertas cosas, no siempre es así. Me he caído una y otra vez, he sentido desde lo más profundo, he llorado sin parar y todo eso me ha ayudado a salir adelante y a soportar lo que fue iniciar mi vida una vez más.
Mientras escribo esto se me vienen a la mente miles de momentos y recuerdos que me marcaron, que me dolieron, que me devastaron. Sin embargo, me siento orgullosa de haber cuidado de mi misma, porque pese a este día negro, he podido salir adelante y lo hago cada día. Obviamente, que cuando uno está mal nunca jamás debe ocultarse como una avestruz, debe siempre pedir ayuda a quienes quiere. Yo irónicamente sentía que estaba completamente sola, pero el tiempo pasó y me di cuenta que tenía a tanta gente que realmente se preocupaba por mi, que eso también fue un empujón para salir adelante. No daré la lata nombrando a cada persona que me ayudó porque ya le agradecí a todos ellos. Yo lo que quiero es comentarles algo mucho más importante, y es que no tengan miedo a pedir ayuda profesional.
Por aquella época yo estaba en un tratamiento con la psicóloga de mi universidad por eternos problemas que necesitaba superar, y fue justo en ese momento en el que terminé esta relación importante. Esto obviamente hizo que la depre me pegara aún más fuerte y se convirtió en un verdadero tornado en mi vida: nada tenía sentido. Como estaba tan mal, la psicóloga me propuso un tratamiento médico con una siquiatra que yo valientemente y pese al que dirán, acepté.
Por supuesto que todo salió bien, pero como ven nada ha sido fácil. En general yo soy súper responsable de mis medicamentos y de mis controles con ambas, sin embargo los bajones vienen, los sentimientos de querer desaparecer del mundo están siempre latentes y al acecho. Pese a ello, me considero una persona fuerte y tengo esperanzas en que algún día lograré torcer lo malo y darle paso a un futuro feliz.
Escribo estas líneas por dos motivos. El primero es que mi mente estaba tan alborotada, que sentía la necesidad de ordenar mis ideas, dejar ir y aceptar que la vida siempre te da sólo lo que eres capaz de soportar. La segunda razón, es que quiero que sepas que si te sientes sin salida, si sientes que la vida no tiene sentido, si sientes que te duele hasta el alma, si sientes que no vas a poder ser feliz jamás, no es así. Existen soluciones, búscalas, pide ayuda, no tengas miedo de iniciar un tratamiento médico, que no te importe la estigmatización a los tratamientos mentales. Siempre hay algo porque ser feliz, los momentos dolorosos no son eternos, no permitas que tú mente o la ansiedad controlen tú vida.
Pide ayuda, siempre habrá alguien que querrá tenderte un mano.