Penúltima hora. Las dolencias de Krahe.
La revista quincenal de actualidad crítica Diagonal publicó en su número 140 del 23 de diciembre pasado una entrevista con Javier Krahe firmada por Mario Bravo, periodista a quien no tengo el gusto de conocer.
Dicho periodista confirmó , en el titular de la portada, lo que muchos amigos de Javier sabíamos: Le duele la democracia. A varios amigos, entre los que me cuento, nos sucede lo mismo pues a partir de cierta edad, que es la provecta, empiezan a aflorar en nuestros respectivos organismos toda clase de dolores que confirman aquello de que si, una vez cumplidos los cincuenta, te levantas una buena mañana y no te duele nada es que estás muerto.
La entrevista es interesante y merece recomendación y lectura, [email protected]
Prácticamente todo lo que concierne a Javier merece recomendación, lectura y atenta escucha y declaro que más de treinta años practicando esto que escibo y que puede considerarse hagiográfico sin que eso suponga santidad en Krahe, avalan mi afirmación.
Mucha gente sabe que Javier y yo nos conocimos en La Mandrágora, de la misma manera que casi todo el mundo declara haber estado, en aquellos años y al menos alguna vez, en tal taberna, o haber tocado la batería con Los Pekenikes. Cosas de la edad.
Comparto con Javier el gusto, la práctica y la condición de apóstata pese a que ambos fuimos educados (es un decir) en colegio de pago , decididamente religioso y casualmente el mismo. O precisamente por eso.
Comparto también esa poética , amorosa y parafrástica declaración de Javier : "me gustas democracia porque estás como ausente" pues como todos los amores a los que nos entregamos, incluso ciegos de pasión, al final nos duelen.
Lo que sucede es que Unamuno ya tenía dicho que le dolía España y a los demás, que no acabamos de saber qué es España (típica ignorancia intencionada, propia de los españoles), lo que nos duele es la democracia que sí sabemos lo que es pero no dónde coño está ahora mismo.
Javier está demandado por una cosa presuntamente sacrílega y gastronómica que tiene que ver con la enseñanza de las prácticas de horneado de determinados objetos de culto. Y es raro, porque este viejo amigo ya tiene escrita hace muchos años una canción en la que se recomienda seguir Los caminos del Señor en la que insta, además, al pecador para que rectifique su licenciosa conducta. Y creo que varios colectivos católicos piden para él una sanción de 192. 000 euros de vellón por esta receta culinaria filmada hace también más de treinta años. Deben de ser católicos a machamartillo, de los que desean ver a Javier frente al Señor Juez y en La Hoguera.
A mi sobrino Juan Cavestany Böcking, que acaba de llegar de Montevideo para nacionalizarse español, sólo le duele el cuello debido a una contractura muscular pero pronto le dolerán la democracia y España.
Y es que ya tiene más de cincuenta años, pero se empeña en ser español.