por Gustavo Nisivoccia
En coaching como en otras áreas de ayuda, trabajamos sobre los pedidos que nos formulan. Un riesgo para el ayudador lego, es involucrarse desde la ausencia de una demanda, desde el voluntarismo.
Actuar desde este lugar, equivaldría a ir repartiendo salvavidas en la playa: para buena parte de quienes tomen sol, o estén practicando deportes, esta “ayuda” no será valorada, por no sentirla adecuada ni necesaria. Inclusive, alguien que esté en una zona peligrosa, y que no lo percibe así, o que siente que tiene recursos suficientes (“sé nadar” por ejemplo), tampoco valorará esta pretendida ayuda. Es más, podría molestarse…
Sólo quién haya percibido su situación de riesgo, sólo quien sienta que necesita ayuda estará en condiciones de tomarla y actuar en consecuencia.
Este aspecto es medular para la tarea del ayudador profesional, quien siempre debe tener presente que es la otra persona la que inicia el proceso a través de una solicitud explícita de ayuda. Y si fuéramos a ofrecer ayuda, esto nunca debe ser desde la presión, sino desde una mirada adulta y responsable: dejar clara nuestra disponibilidad, si es que es aceptada. Sin compromisos, sin forzarlo.
Muchas personas con verdadera vocación de ayuda, confunden este aspecto, y van por la vida derrochando fuerzas y energías en pos de una ayuda que según su visión”debe darse”.
LA CURVA DE ELISABETH KUBLER ROSS
Una herramienta útil para quienes trabajamos estos temas, es la denominada “curva de Kubler Ross”, que toma nombre de su autora, una psiquiatra que dedicó buena parte de su vida a trabajar con moribundos, con personas en etapa terminal. Frente a la noticia de un diagnóstico drástico y terminal, las personas tenderían a seguir un ciclo con ciertas fases o etapas.
Posteriormente, esto fue adaptado a los cambios organizacionales, cuando las noticias no son buenas: reducción de personal, crisis, pérdida de un cliente, etc.
En el video del post, Homero Simpson se supone que ha comido el temible pez globo y se ha envenenado, por lo que le quedarían 24 horas de vida.
En la escena en que le transmiten el diagnóstico médico, se explicita el proceso que nos dejó Kubler Ross.
En el primer momento, el médico le dice que le quedan 24 horas de vida y le dice que atravesará por 5 fases:
1. Negación. Homero afirma “de ninguna forma, porque acá nadie se está muriendo”
2. Enojo, rabia. Homero se va encima del doctor, muy enojado…
3. Miedo, temor. Homero tembloroso se acerca al doctor…
4. Negociación. “Doc, ud me tiene que sacar de ésto…”
5. Aceptación. Homero aliviado dice algo así como “todos nos tenemos que ir en algún momento…”
Intentar ayudar en las primeras etapas es una iniciativa voluntarista que sólo ha de recoger la negación o minimización del problema por parte del pretendidamente necesitado, o el enojo, la inseguridad o el intento de negociar la ayuda con alguna otra proposición, más no con una real voluntad de cambio.
Sólo desde la aceptación es posible iniciar un proceso que atravesará por etapas difíciles, con mucha ambivalencia (“quiero – no quiero”) propio de abandonar las zonas de comodidad conocidas.
Y como decía Kurt Lewin, “no hay nada más práctico que una buena teoría”. Espero Kubler Ross les sea de utilidad.
Autor Gustavo Nisivoccia
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