Llevo tres días seguidos dejando a Leo llorando en la fila del cole. Alguna madre me ha dicho que lo hace por chantaje, pero creo que algo le pasa. Los primeros días iba muy ilusionado y contento. Además, en casa compartía con nosotros sus vivencias. Ahora, casi un mes después del inicio, demanda mucha más atención, en ocasiones me desafía y llora de una forma escandalosa… No lo había hecho antes. Cuando sale, le noto agotado y cuando le pregunto cómo ha ido el día me responde con un simple bien. jjjj… vale, aquí podéis pensar, pues ya está. Si dice bien, es bien. Desde luego es una etapa de cambios: el cole, mi embarazo; que ya es muy evidente, su papi; que está a tope de trabajo… Quizá sea también mi actitud. Flipo con que un niño de tres años tenga horario de clase (con su inglés, su atención educativa/religión, informática, psicomotricidad, SIN música…), que se quede en la fila quieto hasta que venga la profe, que la siesta sea mini, que al salir nadie me cuente que tal ha ido todo, que no sepa si ha comido bien o mal. La gente me dice que el cole es así, pero sinceramente no quiero conformarme con “es que es así”. He hablado con una profe de infantil y me dice que los recursos son escasos y que no pueden estar al final de clase dando el parte a cada padre/madre. Voy a ver cómo es el AMPA, quizá desde ahí se puedan mover cosillas. Aunque sé que es algo generalizado, casi todas las madres que han llevado a sus hijos a escuelas infantiles dicen que es un cambio fuerte y duro. ¿Lo habéis notado vosotr@s?
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