Que el cambio de hora de invierno a verano coincida este año con un fin de semana, el de Pascua, más largo es posible que tenga menos repercusiones sobre la biología de la gente. Y, en especial de los niños. Como que en Cataluña, País Vasco, La Rioja, Navarra, Comunidad Valenciana e Islas Baleares no será día laborable, 16.576.708 de ciudadanos están de fiesta este lunes, o sea el 35.7% de los ciudadanos o algo más de uno de cada tres que se evitarán los fenómenos descritos que genera el cambio horario: estrés, alteraciones del sueño, cefaleas, alteraciones del carácter y el humor y, lamentablemente, más accidentes de tránsito y crisis coronarias(!), que es lo que los demás pueden padecer.
Una buena idea es estar preparado y, desde unos días antes comenzar a ajustar los horarios avanzando las rutinas de la hora de dormir: baño, lavado de dientes, pijamas, etc., poco a poco. Como limitar las luces hacia la caída de la tarde. Afortunadamente los efectos de los cambios de horario son transitorios y los cambios de humor pueden ser tratados con comprensión y simpatía.
Lo que tiene mal remedio es la estupidez de los gobiernos que mantienen la utilidad de los cambios de horario basándose en unas teorías no demostradas del ahorro de energía. La inercia a mantener las cosas como están, propia de conservadores recalcitrantes, se extiende a gobiernos de color diferente. Una vez más hemos perdido la oportunidad de evitar el cambio de hora y dejar la hora en GMT, es decir la que nos corresponde por el huso horario solar.
X. Allué (Editor)
Otras entradas de este blog sobre horarios infantiles:
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