Portada de 'Camille'
Han pasado algunos años desde "el caso Irène", el que cambió su vida para siempre y del que nunca se ha recuperado, y es que el tiempo no todo lo cura. Pese a todo, Camille Verhoeven ha seguido trabajando y de alguna manera ha rehecho su vida sentimental, aunque nunca será lo mismo...¿O sí?
Anne Forestier, la actual pareja de Verhoeven, se convierte en testigo de un brutal atraco en una céntrica joyería de París. Pese a emplearse a fondo con ella, los atracadores no llegan a acabar con su vida y Anne pasa a ser una pieza clave en el caso, tanto para la investigación como para el cabecilla del golpe, que la sigue buscando incluso en el hospital. Camille decide tomar las riendas de la investigación de manera extraoficial, las cosas han cambiado y no le van a dejar involucrarse en otro caso tan personal y que puede dañar su carrera para siempre.
Pierre Lemaitre vuelve a dejar al lector con la "boca abierta" en las últimas páginas del libro. Y es que el francés es especialista en ir dando pistas, dejando puertas abiertas a cualquier posibilidad para, finalmente, rematar con un final brutal e inesperado. Un giro que trastoca todo el planteamiento anterior.
En cuanto a la narración, las dos voces que utiliza (primera persona en el caso del atracador y tercera omnisciente para el resto de la narración) hacen más rico el relato, ya que en esta ocasión hay menos diálogos que en los anteriores libros.
La brutalidad y la violencia siguen estando presentes en estas páginas, aunque en menor medida. Hay acción, pero menos, quizá porque nos está preparando para el fin de ciclo de un viejo policía que ha pasado por todo en la vida y que ya está cansando de perseguir a los malos y a sus propios fantasmas.
Echaré mucho de menos a Camille Verhoeven.