Pues hasta aquí. Ha llegado el temido día en que las traducciones de Lawrence Block se han terminado. Esta es la última que me quedaba por leer, y por desgracia no parece que vaya a haber más, al menos a medio plazo.
He hablado estas últimas semanas de las dos anteriores novelas a ésta, Cuando el antro sagrado cierra y Un baile en el matadero, y de cómo el personaje de Matt Scudder ha evolucionado sorprendentemente; cómo ha madurado –en parte al haber dejado el alcohol- cómo ha crecido, cómo ha mejorado, cómo su vida sentimental se ha asentado. Scudder ya no es el mismo que en las primeras novelas, conserva su instinto, que ha ido a más, pero se ha hecho más fuerte, más frío, más calculador. Incluso ha dado un paso más en eso de tomarse la justicia por su mano.
Todo eso es bueno, y así os lo hacía saber en las anteriores reseñas de la serie. Al menos creía que era bueno vaya, pero quizás estaba equivocado. En Caminando entre tumbas, de las más largas que se han traducido (400 páginas), Scudder continua con esa frialdad que ha empezado a ser habitual en él, continua con esa actitud un poco distante, sin implicarse del todo en los casos, o al menos no tanto como lo hacía antes dejar la bebida. Y aquí está lo malo, que tengo la sensación de estar delante de una versión descafeinada de Scudder, de un autómata. Y es que creo que al personaje no le ha sentado muy bien dejar la bebida. Al principio la sobriedad y serenidad de Scudder eran una novedad, no estar todo el día en un agujero negro era algo agradable, nuevo. Pero conforme ha pasado el tiempo, Scudder se ha impregnado de una frialdad con la que no puedo empatizar, con una distancia hacia terceros que me es desconocida en él. Es como si al temer que recaiga en la bebida, Block haya recubierto a Scudder de una impermeabilización que no deja entrar nada en él, ni siquiera los sentimientos.
Eso no es algo malo para novela, al menos no es nada malo si nunca has leído a Block o si no sigues la serie en estricto orden de publicación. Es probable que si no te has fijado, ni siquiera notes estos detalles.
Pero la trama de Caminando entre tumbas tampoco me ha seducido como lo han hecho otras del pasado. Con tantas páginas me he encontrado una novela con un ritmo muy tranquilo, mucho, donde Scudder pasea mucho, callejea más que en otras novelas, va a muchas más reuniones de Alcohólicos Anónimos que nunca, demasiadas para mi gusto, reflexiona, pasea, telefonea, va de aquí para allá sin rumbo fijo. Sí es verdad, que una de sus peculiaridades es precisamente esa, callejear y reflexionar, acudir a reuniones de AA, telefonear –vive en un hotel-. Pero esta vez se me ha hecho demasiado cuesta arriba, la trama parece estar alargada por algún motivo que desconozco y a veces se ralentiza.
Un capo de la droga, a través de su hermano, contacta con Matt para que le ayude a encontrar a los tipos que han secuestrado y matado a su mujer. Los tipos han jugado con él, se han reído de él y se han quedado con su dinero. Y no le han devuelto a su mujer. Al menos no con vida… Matt se pondrá al servicio de este tipo y su hermano –otro ex alcohólico como él- para intentar dar con los tipos que secuestraron y mataron a su mujer. Pero lo que no sabe, es que tendrá que luchar contra algo más que unos simples secuestradores y asesinos, tendrá que buscar a fondo entre la basura, para encontrar un indicio de humanidad en todo este asunto.
Al margen de mi pequeña desilusión, supongo que llevaba demasiado esperando leer esta novela, Caminando entre tumbas es una buena novela negra; está escrita con solidez y Block tiene muy por la mano el mundo habitado por Scudder. Otra cosa ya es si, a mí personalmente, me parece que está un poco por debajo del resto o que le falta un poco de acción. Sea como sea, leer a Block siempre mola.
Caminando entre tumbas
Lawrence Block
RBA Serie Negra 2014
390 páginas.