Cuando empecé a esbozar el borrador del artículo sobre domótica, me di cuenta de que necesitaba un breve artículo previo para introducir y explicar algunos conceptos… además es algo de lo que me apetecía hablar.
Intentaré hacer una explicación alejada de tecnicismos, que espero que os ayude a entender un poco mejor cómo funciona Internet.
Si buscáramos un titular sensacionalista, diríamos: “¡Se acaban las direcciones en Internet!”… pero no hay motivo de alarma, está todo previsto.
Empecemos.
Todo dispositivo conectado a Internet tiene, obligatoriamente, un identificador único que no puede repetirse. Este identificador es conocido como la dirección IP del dispositivo.
La estructura de una dirección IP más conocida por todos es: XXX.XXX.XXX.XXX, cuatro números separados por puntos que pueden ir de 0 a 255. Esto corresponde a la versión IPv4, la cual sería la responsable del titular sensacionalista que os puse antes si no hubiera evolucionado, claro.
Hagamos cuentas. La versión IPv4 usa direcciones de 32 bits, lo cual nos da un total de (232) 4.294.967.296 direcciones únicas.
Muchas de estas direcciones están reservadas a las redes locales. Pongamos un ejemplo de casa. Cada vez es más frecuente que en un hogar haya más de un ordenador o dispositivo (consolas, por ejemplo) conectados a Internet. Dentro de la red local, cada dispositivo está identificado con una IP privada (es decir, de las reservadas para redes locales), suelen tener este formato: 192.168.XXX.XXX. Pero todos estos dispositivos tienen una sóla IP pública, siendo el router el que se encarga de gestionar el tráfico con Internet. Es decir, que nuestros 3 ordenadores y consola, de cara a Internet, tienen sólo una IP.
Esto también ocurre en las empresas. Imaginad una empresa con 40 ordenadores, el tema es más o menos igual. Internamente tienen IP privadas (otro ejemplo de estas IPs sería 10.72.XXX.XXX) y, de cara a Internet, sólo tienen una pública.
Así es fácil entender que, aunque se han “desperdiciado” (según Wikipedia) direcciones, esto de las redes locales, las “ahorra”.
Pero el verdadero problema de la falta de direcciones, es que no se previó el crecimiento que iba a tener Internet… ¡quién iba a prever esto! Ya no es sólo que se haya extendido enormemente el uso doméstico de Internet, sino que, con el crecimiento que ha tenido el mercado de dispositivos móviles (portátiles y móviles conectados a Internet), podéis imaginaros que, a nivel global, el número se queda corto pronto.
La solución, la versión IPv6. No voy a entrar mucho en aspectos técnicos, sólo os voy a dar un par de datos para que os hagáis una idea de lo que supone este cambio.
Primero, un ejemplo de una dirección IPv6:
Ejemplo de dirección IPv6 (fuente: Wikipedia)
Y ahora, los datos:
La versión IPv6 admite (2128) ¡¡¡340 sixtillones de direcciones!!! Es decir, cerca de 3.4 × 1020 (340 trillones de direcciones) por cada pulgada cuadrada (6.7 × 1017 o 670 mil billones de direcciones/mm2) de la superficie de La Tierra (fuente: Wikipedia). ¿Quieres sopa? ¡Pues toma ración doble!
Esto no sólo resuelve el problema actual, sino que lo resuelve definitivamente (aunque con esto de la tecnología, nunca se sabe).
Bueno… ¿y cómo enlaza esto con la domótica? Con la idea de que, a partir de ahora, todo dispositivo o aparato electrónico que exista, tendrá su propia dirección IP y estará conectado a Internet… ¡esto va a suponer una verdadera revolución tecnológica! Mañana os explicaré mi visión al respecto en el ámbito de la domótica.
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Opinión por Fran Sánchez