9,30 de la mañana, martes 28 de diciembre. Todos duermen en casa, se nota que estamos de vacaciones. Llevo días sin escribir, sin leeros, sin compartir con vosotros, se nota que estamos de vacaciones. Ya han pasado la Nochebuena y la Navidad, siempre temiendo o deseando que lleguen estas fiestas y cuando estamos con ellas, en un pis pas se han acabado. Este año tienen un regusto especial, mi hijo cantando villancicos, escribiendo su primera carta a los Reyes Magos, poniendo el árbol super ilusionado. El año pasado lo vivió muy intensamente, ya era más mayorcito, era consciente de todo, pero este año tiene recuerdos, sabe lo que debe esperar y está muy ilusionado. Se despierta cada mañana diciendo "¡Feliz Navidad!". Así da gusto, ¿verdad?. Y es que la Navidad es para los niños.
Ha llegado Papá Noel con sus regalos, al final más de los esperados, es lo que tiene celebrar aquí y allá. Pero él está contento, ilusionado, feliz. Para colmo papá está en casa, disfrutando con él.
Se acerca el final del año. Muchos hacen balance de lo sucedido, de lo bueno, de lo malo, de lo que desean, de lo que hay que mejorar. Yo no suelo echar cuentas, a medida que suceden las cosas a lo largo del año me planteo lo que quiero mejorar, lo que quiero dejar estar. Ha sido un año importante, un año donde mi hijo se ha convertido en un niño mayor, donde hubo unos cuantos cambios importantes, entre ellos el colegio. Ha sido un año donde he creado este blog, he conocido a gente realmente imprescindible, he compartido mucho. El 2011 se presenta lleno de ilusiones, esperanzas y algún sueño que otro. No sé si se cumplirán o no, pero que triste sería empezar un nuevo año sin ilusiones, ¿no?.